Capítulo 38

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La voz de José me sorprendió un poco haciéndome saltar en el puesto l o que le causó algo de rísa lo salude y me dirijo a la última pieza de la mansión a la que me permitía ver todo desde dentro, me aburría mucho las cosas en la mansión eran muy silenciosas no había risas o charlas en las comidas y generalmente a mi no me apetecía hablar con un  delincuente y asesino y quien sabe que otras cosas, Erik me intrigaba mucho y solo nombrar su nombre me erizaba la piel, lo odiaba.

-no debes desautorizarme de esa manera - Goldberg me atrapó en el marcó de la puerta sosteniendo me del cuello con algo de fuerza yo tomé sus manos aflojando el agarre. - nunca más.

Me soltó bruscamente y cai al suelo tomando bocanadas de aire de manera exagerada lo mire con reséntimiento.

- y tu puedes ser más amable con tu gente carajo - escupi apenas tuve las fuerzas me levante y quedé muy pegada a él nuestras respiraciones se mezclaban en una simetría exagerada y mi corazón se aceleraba cada vez más, yo veía a un mounstro frente a mi un ser sin alma ni Dios.

-tu no me dirás como debo o no tratarlos - se acerco acorralandome con los brazos haciendo que mi movilidad fuera casi inexistente.

-oh que? - cuestione retandolo la sola idea de tenerle miedo me llenaba de impotencia y aunque sabía que lo tenía no me permitía demostrarlo.

Junto sus labios a los míos tratando de entrar en mi boca su piel era carnosa y suave, mi mejor beso hasta el momento antes de Peter Jason en quinto de primaria, Erik se junto aun más a mi y mordió mis labios cuando yo no hice nada se alejo furioso y yo le di una cachetada y sali corriendo busque entre las puertas alguna abierta y terminé en el cuarto de la pequeña biblioteca y pinturas viejas que había  organizado hace algunos días todo estaba exactamente igual  excepto una nueva pintura que estaba en proceso con trazos firmes toscos que acentaban una silueta aún sin forma, me senté en un rincón y aunque quería hacerme la fuerte una lagrima rebelde escapó y pensé que mi fuerza y capacidad de afrontar las cosas estaba sobrevalorado ya que no sabía que hacer y mis autoconsuelos  no estaban fusionando necesitaba a David y en ese momento lo odie, odie encontrarlo volverlo a ver y revivir su muerte otra vez de una manera definitiva, el era mi fuerza y ahora solo quedaban migajas de lo que algún día fui.

-señorita tiene que alistarse - Angela estaba al otro lado de la puerta y su voz era penas audible-tienen que salir al gran banquete.

-y si me reuso y no voy? - cuestione cuando Angela ya había abierto completamente la puerta de madera - que pasaría dime.

-no le aconsejo eso es mejor que haga todo lo que el alfa quiere señorita, estar al margen - junto sus manos dejando atrás la percha de la puerta.

-al Margen de que, no ves mi miseria - estaba harta de excusas de no tener libertad de no ser yo misma otra vez.

-mi luna tiene que por la manada, el alfa Erik puede ser complicado pero es una buena persona.

-no se por qué todos lo defienden tanto si los trata como una porquería. - voltee la cabeza hacia el lienzo nuevo.

Angela agachó la cabeza y salió de la habitación yo por el contrario me perdí tan confusa ente en el cuadro por un rato más hasta que decidí hacer algo productivo,se suponía que era un banquete así que me arregle con algo que se asemejara a tal evento, el vestido blanco resaltaba mi color de piel y los zapatos altos me daban porte y elegancia, el peinado fue fácil y con ayuda de Karla termine más rápido de los esperado, debo abmitir que la ropa en el armario era hermosa, muchas cosas costosas y algunas inservibles acaparaban la habitácion era una forma de llenar vacíos o al contrario crear uno más grande.

Baje las escaleras y Alberto otro morocho de Erik estaba al final de la escalera esperando pasientemente, era negro y arrugado muy estricto a mi parecer siempre mantenía el ceño fruncido lo que me causaba gracia  por que yo era igual, me costaba socializar y era muy selectiva con mis amistades y mi cara emmstaba fruncida la mayoría del tiempo, mi mamá le echaba la culpa a la familia de mi papá por mi mal carácter y mi forma rebelde de ver las cosas, Alberto me llevó a una limusina negra y hermosa por dentro los cojunes amueblados dejaban ver aún más la belleza de carro con tapizajes en blanco que cubrían cada rincón, me senté de una forma educada y espere pacientemente a que ago más pasará.

-vamos - anuncio Erik sentándose a mi lado y anunciando al conductor.

Vi el brillo de los faroles de mi pueblo a lo lejos y a la gran autopista que se extendía aún más mientras en la limusina el silencio se exparcia, Erik iba implacable con su ropa de siempre, sus mocasines y sus pantalones negros con camisa del mismo tono, corbata bien ajustada y su saco que le daba porte, su cabello estaba bien peinado y al parecer este hombre no daba paso al desorden pensé que no había notado mi presencia y yo aún lo miraba con descaro pero el interés en el me duro poco y aprecie el paseo que me estaban dando tomándolo como su yo fuera una mascota para el y que de vez en cuando necesitaba salir, mire el paisaje y me perdí en el horizonte y en la libertad que tanto anhelaba.





SM
GRACIAS POR LEER ❤️

¡EN SUS GARRAS! (terminada) ♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora