Capítulo 44

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Mi Sara estaba frente a mi y mi mente divagaba entre lo corta que es la realidad y el nudo del infinito vuelto fantasía, no me habia alegrado tanto en ver a alguien no desde hace mucho, el pueblo era muy estilo de ella, tranquilo y acogedor.

-¿que haces aquí? Por Dios - terminó de abrazarme y me seguía sosteniendo de los hombros.

No supe que responder a eso, ¿que estaba haciendo?, hasta yo dudaba de mi misma y de pensar que todo estuviera pasando tan rápido, pase casi un año con Erik, lo que parecía meses se alargaba cada vez más que perdí las esperanzas y la misma noción del tiempo.

-no sabía a quien más acudir, así que te busque - era la verdad después de todo pero me sentía mal por ello, por no tener a nadie más - escape de Erik y no sabía que hacer - añadí.

Me miró con pena y algo de empatia pero tampoco estaba del todo feliz por mi repentina aparición en su vida.

-vivo en el bosque a unos cuantos minutos de aquí, te puedes quedar un tiempo si lo deseas pero después tienes que irte lo entiendes - me miro -¿cierto?

No entendía, me tomo unos minutos más encontrar su punto de vista, y entendí que estaba bien sin mi que la carga era yo no al revés así que solo me resigne al hecho mismo.

-no te preocupes - sonreí tanto como pude - solo pasaba a verte, me iré hoy mismo iré a california o tal vez a paris no me decido aún - sonreí

Sara no dijo nada más me acompaño en la parada de autobús unas cuantas horas, le conté todo y aunque la despedida me dolía entendía por qué me quería lejos, no era el momento justo para estar con ella y tal vez no lo sería nunca más, somos efímeros en la vida de una persona mucho antes de ser notados o eso dicen, tome el primer bus a la capital, Sara me dio dinero en efectivo me aconsejo vivir en un lugar tranquilo que me agradará lo suficiente como para no aburrirme de él, me dijo también que me cuidará que no llamará la atención y después se despidió, a ambas nos dolía era un adiós definitivo después de todo, el camino fue igual de callado que el anterior, el tránsito pesado y por fin comenzaba a ver el ápice de realidad volviendo a mi vida, volviendo a ser tan ordinaria como se es posible, las paradas en los pueblos eran cada cierto tiempo y  gente bajaba y subía con irregularidad, la siguiente parada era un pueblo pintoresco y los minutos que el bus se demoro abordando pasajeros yo me encargue de aprovecharlos comprando comida, me dirijo al baño supuse que estaba tan mal como me sentía, todo fue tan rápido antes de salir del baño un hombre calvo y grande con ropa vieja y apestosa estaba frente a mi, no me di cuenta hasta que sentí a otro detrás de mi, puso sus manos en mi boca y después todo negro.

Su vos, solo escuchaba su voz y aún así sabía perfectamente que gesto hacia como se movía, en que pensaba, los pasillos estaban solos  y aunque el no lo quisiera y yo no lo deseara mi fin era encontrarlo tenía tanta desesperación por hacerlo, las ramas del bosque me estorbavan y mi cabeza giraba tratando de concentrarse en su único objetivo, aveces su voz era clara pero más que todo era como un susurro más que acompañaba al viento, "siempre serás mía", eso era lo único entendíble lo otro no se conectaba completamente eran frases sueltas sin un afín de lógica, un gran lobo apareció detras de mi y otro justo en frente, se debatian entre ellos pero para ambos su dirección cambió cuando me vieron, reconocí a uno a Ian parado enfrente mio con sus ojos azules y su ápice de superioridad el otro era blanco y más grande que Ian, este al verme y reconocerme se dio la vuelta y el muchacho desnudo de mis pezadillas apareció ante mi, Erik me miraba y sonreía, tenía un carácter volátil eso lo sabía pero esa sonrisa me estremeció hasta los huesos, el lobo blanco comenzó a morder mi pierna de forma lenta pero contundente mis gritos eran tan desgarradores que mi garganta ardía mire a Erik el estaba besando a una mujer de cabellera larga con respignos de grandeza, me miraba mientras la besaba sin perder siquiera el ritmo, el lobo me arrastraba por el suelo mientras yo suplicaba ayuda al único que me la podría brindar, "eres mía" volvió a repetir mientras el lobo me mordía más " para ya por favor" rogué al animal y sus ojos cafés eran tan puros y diferentes, pero no paro me tomo del cuello y mientras mi último aliento de vida se escapaba de mí cuerpo Erik aún seguía besándose con la mujer y yo sostenía la melena del lobo blanco que ahora  estaba manchada de sangre "te amo"  fue lo último que escuche pero esta vez no era Erik.
















Perdón si ya  se jajaja lo lamento he estado distraída aparte de ocupada con mis estudios espero este capítulo les guste y voten y comenten si lo desean.

Nos leemos.
SM♥️

¡EN SUS GARRAS! (terminada) ♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora