Capítulo 36

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Las miradas son solo un espejo de los sentimientos reales de una persona, te estancas, caes y sigues callendo sin importar que, mi vida ya estaba predeterminada ya no eran mis decisiones si no las de él, el melodrama de la bella y la bestia no aplicaba en este caso de echo yo Tampoco había sido la chica que perdió su zapato en pleno baile ni siquiera llegué a ser la bella durmiente por que en todos los casos ese príncipe encantador aunque no se viera, no expresará o dijera sus sentimientos abiertamente los tenía esos cuentos de niños me hicieron subestimar mi ser, ahora solo estaba atrapada en un tétrico lugar sin sol, sin luz.

-tienes que estar lista en quince minutos - aviso Angela desde el otro lado de la puerta, yo aún seguía en la tina llena de  agua y algo de jabón.

El silencio ensordecedor me abrumaba cada día más y la espesa niebla llenaba el lugar cada vez más haciendo parecer más un cementerio olvidado que una mansión, seque mi cuerpo con desgano y aunque el armario estaba llena de ropa cara y sin utilizar no quería disfrazarme en ese momento haciéndome pasar por alguien que no soy, había un gorro  de lana blanco y con dos pompones a los lados me hacía recordar a un saco grande y desgastado de papá por su calidez no era exactamente una prenda similar pero me traía confort, tenía pensado decirle a Erik que me dejara la habitación a la que me había llevado, tenía una vista hermosa y si queria soportar esta lamentable situación  por lo menos quería darle el lujo de tener una buena vista.
Salí campante por la casa con el gorro blanco en la cabeza y un pantalón de jeans algo ajustado, el problema de tener piernas grandes es que la talla de pantalones es escasa y no son de tu talla ideal aunque este parecía  echo a medida.

-buenos días José - el morocho estaba en la puerta del salón principal viendo a través de las ventanas con cortinas tan grandes que uno se perdería allí dentro - como estas?.

-muy bien señorita Lara y usted? - sonreí ampliamente José ya no me tenía miedo ni yo a él era un morocho agradable después de todo.

-eso no se pregunta José, mejor dime tu patrón se encuentra en la casa o para que quiera Angela que me arreglará? -

-el alfa quiere salir a dar una vuelta con usted señorita - espetó serrero juntando sus manos aún más - acompañeme.

El gran Erik Goldberg estaba saliendo de su despacho bien vestido con algo más juvenil que a decir verdad me llamó la atención sus brazos se hacían notar más y su cuerpo que apenas y se marcaba se veía realmente provocativo, no puedo negar que este hombre no me genera malos pensamientos, su oscuridad me agradaba de cierta manera y aún así todas las mañanas me despertaba queriendo que todo esto fuera un sueño.

Me puse rígida de inmediato por puro reflejo y espere a que el hablará pero no lo hacía por el contrario seguía hablando por celular y su voz inundaba el espacio.

-sígueme - dijo al colgar la llamada y meter sus manos en los bolillos de su pantalón, al crusar la puerta el crudo aire de invierno chocho contra mi cara, al parecer Erik lo noto y se quito su buso y me lo tendió. - espero no te moleste - el buso cubría mi cuerpo y era tan cálido que me abrace a él sin darme cuenta.

-no tengo de otra - sonreí falsamente y camine frente a él - a donde vamos? -

No contestaba, el hablar para el era algo casi mecánico solo decía lo esencial lo meramente necesario lo demás eran solo gustos y cualquier palabra que rompía esas reglas era talvez casualidad o buen humor, pero carecía de ellas todo el tiempo a si que en lo posible se limitaba a no hablar.

-no te da frío? - cuestione ajustandome el gorro blanco.

-que pregunta tan ordinaria - mi cara se desfiguro él otra vez se estaba burlando de mi.

-al menos preguntó algo - dije sonriente mientras nos adentrabamos al jardín de la mansión.

-las cosas no son tan malas después de todo -  su semblante serio hizo una mueca y me tendió una flor tan triste y pálida, todo aquí carecía de brillo la gente nunca reía y los que vivían alrrededor no se paseaban parecían sumisos a su líder.

No dije nada más y segui caminando, un niño venía corriendo en nuestra dirección tenía un juguete en la mano y le daba volteretas con su mano haciendo sonidos, el pequeño estaba muy contento y ha decir verdad era muy simpático era un pequeño de ojos grandes y marrones con unos lindos oyuelos y el cabello enmarañado, el pequeño tropezó con Erik y su risa y el propio juguete callo al suelo era un pequeño avión de azul y blanco, Goldberg tenía los ojos bien abiertos y estaba furioso se le nota a a simple vista.

-lárgate - escupió al niño levantando su mano.

Mi cara se voltio levemente y unas cuantas lágrimas de sorpresa salieron sin permiso mi mejilla ya estaba caliente a pesar del clima y el niño rosaba mis piernas con sus manos, siempre fui más de animales que de niños, no tengo carácter para cuidar o mantener a un niño y el sueño de un hijo era algo que me aterraba.

-déjalo en paz - escupi y me limpie unas gotas de sangre que salían de mi labio, Erik aún seguía quieto con sus puños apretados y la mandíbula dura

-tu no te metas - abvirtio.

-o que? - me le acerque más - me pegarlas otra vez, adelante! - rete Erik solo se mordía la lengua.

Se dio la vuelta y entro a la mansión dejándome con el niño.

-donde vides pequeño? - sonreí arrodillandome hacia el.




SM
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¡EN SUS GARRAS! (terminada) ♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora