CAPITULO 10 EL DOLOR DE ARNOLD I

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CAPITULO 10 UN POCO DE LUZ AL FINAL DEL TUNEL I

¿COMO NO AMARTE? I

Y entonces al final del camino vuelvo a la luz,

Vuelvo a mirarme en tu mirada,

Encuentro en ti la fuerza y la luz necesaria,

¿Cómo no poder amar a la luz?

¿Cómo no amar a quien me da paz?

¿Cómo no amar a las estrellas que iluminan mi vida?

¿Cómo rayos no amar a quien me hace amar?

¿Cómo puedo evitar el sentimiento que nace en mi corazón?

¿Cómo puedo no amar a quien me ama?

Maldita paradoja

Maldito amor

Maldita obsesión

Maldito todo.

A.P.S

Arnold llegaba a la casa de huéspedes bastante abatido después de haber visto a Gerald y Helga besándose apasionadamente y eso le hizo darse cuenta de que...aunque Helga haya estado con él, no quería decir que dejara a Gerald para estar con él ahora, además si lo pensaba, sería terrible, estaría solo con él por lastima.

Suspiro ¿Qué sería peor? ¿Amarla o no amarla? No sabía que pensar ni que hacer, por un lado no quería ocasionarle más dolor ni problemas pero por otra su egoísmo saltaba y solo la quería para él.

-Y ahora debo entrar –Murmuro mirando la puerta sin ganas de nada

-¡Arnold! –Grito la rubia al mirarlo ingresar -¡¿Dónde demonios estabas?!

-Lo siento fui a...

-No importa cabeza de chorlito ven –Tomo su mano para guiarlo hasta su alcoba –Necesito que te quedes aquí, tengo una sorpresa para ti

-¿Una sorpresa?

La rubia asintió con una sonrisa

-Pero ¿Qué...?

-No te diré más pero quiero que esperes aquí

-Pero...

-Tranquilo no tardan

-¿Quién?

Helga sonrió de lado sin decir más y cerró la puerta de su alcoba.

Arnold suspiro cansado –Solo quisiera dormir... -Se recostó –Como los ojos verdes –Miro la fotografía de sus padres –Los odio

Aventó la fotografía con su mano para tirarla de la repisa donde se encontraba, cerro los ojos unos segundos o eso le pareció, después de un rato así escucho la voz de la rubia

-¿Arnold?

-¿Si?

-Pensé que estabas dormido

-No

-Mira traje unos sándwiches –Dijo enseñando la charola

-No tengo hambre

-Por favor Arnold –Dijo la rubia sentándose a un lado de su cama –Tienes que comer

-¿Te puedo pedir un favor? –Pregunto sentándose quedando muy cerca de ella, provocando su sonrojo

-S...si

-¿Puedes acostarte conmigo?

Helga se puso de pie sonrojada, casi tirando la charola que fue detenida por Arnold.

AMOR U OBSESIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora