quidditch

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El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida.
Oscar Wild.

— ¡Basta ustedes dos! — grité colocándome entre mis dos hermanos — Están haciendo un maldito escándalo en medio del pasillo, ¿qué acaso no pueden controlarse? Es solo un partido de Quidditch

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— ¡Basta ustedes dos! — grité colocándome entre mis dos hermanos — Están haciendo un maldito escándalo en medio del pasillo, ¿qué acaso no pueden controlarse? Es solo un partido de Quidditch.

Evan me observó indignado y alzó su dedo señalando a Thea.

— Oh, por supuesto que me controlaría si tan solo mi hermana menor no quisiera espiar mis estrategias, ¿qué acaso papá no nos enseñó a jugar limpio, Thea? — mi hermana pasó de mi y se volvió a colocar frente a Evander, tomándolo de la camisa y acercándolo a ella.

— Escúchame pedazo de idiota, si tuvieras aunque sea dos neuronas sabrías que no estaba robando tus estúpidas estrategias, ¿y sabes por qué? ¡Pues no las necesito para ganar, estúpido!

Yo solté un chillido y me interpuse entre ellos justo en el momento que Evan iba a empujar a Thea, logrando que por consecuencia me empujara contra mi hermana.

— Suficiente. Entiendo que tengan diferencias pero, ¿es necesario discutir así en el puto pasillo? ¡Miren lo que han conseguido! — exclamé harta, señalando a todas las personas que se habían reunido para ver la discusión — Así que a menos que lo que quieran es que mamá y papá se enteren de esto, dejen de comportarse como dos críos y vayan a preparase para el partido.

Ambos me observaron, se notaba a leguas que estaban molestos, ¿pero yo tenía la culpa de eso? Solo los estoy salvando de hacer el ridículo frente a todo Hogwarts.

Me dirigieron una última mirada antes de marcharse a direcciones opuestas. Yo resoplé observando a la multitud que se había quedado observándome.

— ¿Qué, queda algo que ver? ¡Vayan a hacer lo que sea que estaban haciendo! — grité y todos (que eran estudiantes mayoritariamente de primero y segundo) corrieron.

Rodé los ojos y resoplé con fuerza. Era sábado y había partido de Quidditch, por lo que nadie iba con su uniforme. Por mi parte, yo vestía una falda asimétrica a cuadriller de color rojo y negro y una blusa blanca cubierta por un suéter a botones con cuello en V. Además de traer las piernas bien cubiertas en negro (hacía un frío horrible) y mis ya usuales botines.

— ¿Estás segura de que eres la menor? — Lily apareció extendiéndome una chaqueta que agradecí.

— Lamentablemente — resoplé mientras me colocaba la prenda y tomaba a Lily del brazo —. Evan puede ser mil veces peor que James, ¿sabes? Es realmente insoportable.

Ambas habíamos comenzado a caminar en dirección al estadio de Quidditch. Ella se veía hermosa, portaba una gorra de franela de color verde musgo, ropa muggle y la inconfundible bufanda de Gryffindor.

— Marlene nos espera en las gradas. Está demente, se instaló allí desde antes que saliera el sol, ¡sólo para reservar los mejores asientos!

Yo me carcajeé; a ese punto ya habíamos salido del castillo y la fría brisa de febrero nos golpeó. Me encogí dentro del abrigo que Lily me había proporcionado y la apegué más a mi cuerpo. Con los ojos entrecerrados por el viento comenzamos a subir las gradas mientras buscábamos a Marlene con la mirada.

Sempiterno [r.j lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora