Capítulo 7

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— ¿Es neta, León? — Preguntó exaltada.

— Te dije que no quería más problemas, Valentina. Es una buena muchacha y sé que te va a ayudar a mejorar tu rendimiento académico.

Valentina sentía una extraña sensación en el cuerpo. ¿Eran nervios y enojo al mismo tiempo? Pensando en la extraña relación que tenían, si es que se llamaba "relación" era muy extraña. Sabe de antemano que desde el principio la trató mal, pero subconscientemente fue algo que le movió al verla por primera vez. ¿Qué es eso que siente cada que la tiene cerca? Sin poder manejar sus emociones lo primero que hizo fue tratarla mal. Sí, así tal vez nunca se le acercaría y tampoco volvería a sentir esa electricidad en su cuerpo, pero la vida le daba cachetadas constantemente. Se la encontraba aquí, allá, castigo aquí, castigo allá y ahora hasta tutora.
Se frustró y se levantó dando vueltas con las manos en la cara.

— ¿Vale, estás bien? — Cuestionó León con el ceño fruncido.

— Esto no me puede pasar a mí. — Contestó en voz baja sin intenciones de ser escuchada por su papá.

— ¿Qué dijiste?

— Nada.

— Bueno, no sé cómo te lleves con ella, pero sus habilidades son grandiosas, es muy aplicada y te vendría bien que tengas asesorías con ella. Espero que no tengas más problemas con ella, ¿estamos?

— No te prometo nada. — Soltó antes de salir.

******

Caminaba por los pasillos del campus con la mirada perdida, desde aquel trágico accidente todo se vino abajo, su hermana se alejó, su papá está siempre metido en el trabajo y forzándola a estudiar una carrera que no le gusta ni es buena, literal no daba una. Su vida era un completo caos, solo que no podía permitirse dejarse ver vulnerable por cualquier persona, incluso ante sus amigas se mostraba fría en cuanto a sentimientos. El dolor y la angustia lo dejaba dentro y por fuera mostraba alguien frívola.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz.

— Señorita Carvajal. — Llamó una voz cansada.

Volteó para saber la dueña de esa inconfundible voz.

— Profesora Hilda. — Contestó secamente.

— ¿Qué tal le va la limpieza? — Preguntó sin ningún límite.

Valentina tenía poca paciencia y esa profesora la estaba poniendo a prueba al máximo. Contó del número del uno al cien mentalmente, pero solo llegó al 24.

— ¿Sabe dónde está Valdés? — Volvió a interrumpir la señora mayor.

— Es algo que no me interesa saber. — Contestó tajante.

— ¿Ni siquiera porque es sobre su calificación? Qué lástima. — Respondió la canosa en modo de chantaje lo cual funcionó enseguida.

— Espere, ¿de qué trata?

— Cuando estén las dos juntas me van a buscar. — Dijo mientras se iba caminando.

El transcurso de los días en la universidad para Valentina eran una tortura. No es que no le gustara estudiar, pero si te obligan a estudiar algo que ni entiendes es obvio que te bloqueas y existe una frustración constante.
La relación con sus dos mejores amigas era bastante buena, con Sofía se llevaba un poco mejor que con Fernanda ya que con la primera compartía muchas formas de pensar. Fernanda era más amable, así como Juliana. Razón que tomaba más fuerza del porqué ellas dos se llevaban muy bien.

— Tengo que encontrarla — Susurró para que nadie más escuchara y se encaminó en su búsqueda.

Valentina recorrió varias aulas y parte de las canchas sin ningún éxito. Tenía que encontrarla y aunque no quisiera pasar tiempo con ella la vida estaba empecinada a relacionarlas de una u otra manera. Al fin de un tiempo se le ocurrió ir a la cafetería y efectivamente, ahí estaba sentada con otras tres personas que pudo distinguir a lo lejos. Las dos rubias; Eliza y Vera, y Gabriela. La futbolista estaba a lado de Eliza mientras que Vera y Gabriela estaban frente de ellas. Tomó valor y se plantó delante de la mesa interrumpiendo las risas.

Tesoro Eterno Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora