Tesoro Eterno Del Destino

Capítulo 12

— ¿Cómo sabes que no voy a quemar la cocina?

— Solo tienes que seguir los pasos, no es tan difícil — Contestó Juliana.

— De una vez te aviso que me deslindo de toda responsabilidad ocasionada por mis torpes manos.

— ¿Qué es deslinlar? — Preguntó Lu.

— Deslindar, Lu. Es lo que hacen las personas cuando no quieren tomar la responsabilidad por las consecuencias de sus acciones — Respondió Valentina.

— Ahhhh... no entendí.

Valentina solo sonrío un poco.

Era miércoles, se pudieron acoplar mejor a eso de ir a casa de Juliana. El día pasado terminaron y adelantaron tarea. También jugaron videojuegos y Monoply. Hoy estaban aprovechando el tiempo para cocinar una tarta de frutas. Antes de ir a su casa pasaron a comprar los ingredientes.

— Valdés, de verdad soy pésima cocinando.

— ¿Eres pésima o nunca lo has intentado?

Touché.

Valentina guardó silencio.

— ¿Ves? No lo has intentado. Prometo no burlarme y ser buena profesora. Si pude ayudarte con las materias, cocinar será más sencillo — Contestó una Juliana muy convencida.

La castaña suspiró y ya iba a comenzar, pero en eso sintió su teléfono vibrar.

Era Sofía.

Sofía_18:57
¿Dónde andas, Vale?

Valentina_18:58
Con Juliana, ¿por?

Sofía_18:58
¿Sigues con ella?

Valentina_18:58
¿Por qué lo dices como          
                                                                   si fuera malo?

Sofía_18:59
No, es solo que pasas mucho
tiempo con ella, ¿no?

Valentina_18:59
Tal vez porque su
                                                                   trabajo es ayudarme ?

Sofía estaba arruinando su buen humor. A ella qué le importaba con quien estuviera.

Sofía_19:00
Ok...

Ya no quiso responderle, prefirió seguir en el intento de cocinar algo.

— ¿Todo bien? — Preguntó la Valdés mayor.

— Sí, ¿por qué?

— Te cambió un poco la cara.

— ¿Cómo?

— Sí, se ve más blanca — Contestó mirándola como si estuviera buscando algo.

— ¿Cómo que más bla...

No la dejó terminar porque Juliana ya tenía la mano llena de harina en su cara. Escuchó a Lucrecia soltar una carcajada.

— Sí, señor. Mucho mejor — Habló una Juliana convencida.

Si hubiera sido otra persona en otro tiempo ya tendría el grito en el cielo, pero es que con Juliana todo era divertido. Solo que trató de fingir seriedad lo mejor que pudo.