Capítulo 2

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A pasado una semana desde la última vez que vi a ese chico, Harry, estaba segura de que ese era su nombre.

Ni siquiera sé por qué me molestaba ese hecho, solo fue un amable cliente que vino, literal, una vez. Pero para ser honesta, incluso con su obvia guapura, lo seguía encontrando inquietante y aún no sabía el motivo. No importaba cuanto me quebrase la cabeza pensando en el asunto. Él no me dio una razón para temerle ni una sola vez cuando estuvo en la cafetería. Tal vez mi miedo radica en lo seguro y asertivo que se mostraba o la forma en que se cruzaba de brazos mientras se me quedaba viendo con fijeza directo a mi alma con esos penetrantes ojos verdes. Era increíblemente intimidante y pensé que si lo volvía a ver de nuevo daría vuelta en U y caminaría hacia el otro lado. Así que, ¿por qué me encontraba aguardando y a la expectativa cada vez que la puerta de la cafetería se abría?

Me confundía a mí misma con todas estas emociones. ¿Por qué me importaba? Solo era un extraño.

...Un extraño que me dijo que regresaría para verme.

Pero espera, en realidad nunca dijo eso. Solo dijo que la comida y el servicio fueron buenos. Eso fue todo.

— ¿Hola? ¿Ellie? ¿Sigues conmigo? —escuché decir a una voz y luego vi una mano agitándose rápido frente a mi cara.

Salté por la proximidad de la mano pero luego me calmé cuando vi que era la de mi mejor amiga. Parpadee rápido tratando de alejar de mi mente los recuerdos de un hombre frunciendo el ceño con intensidad y en su lugar, enfocarme en el presente, donde Rose y yo tomamos té antes de volver al trabajo.

—Oh, perdón... —balbucee mientras trazaba el borde de mi taza con mi dedo.

La vehemente pelirroja que es mi amiga desde secundaria resopló.

—Wow, en serio has estado ida todo el día. ¿Pasa algo? —preguntó, sus cejas se arrugaron un poco de preocupación mientras levantaba la taza para darle un trago. — Ah, mierda. Caliente.

Sacudí la cabeza e ignoré cómo daba los siguientes sorbos con cuidado.

—No. No pasa nada. Lo lamento pero no dormí lo suficiente anoche.

No podía contarle de él, porque para ser honesta, no había nada que contar. Y la conocía, sabía que pensaría que me gusta o algo y trataría de engancharnos. Digo, quiero a Rose y todo, pero desde la situación que no termino no muy bien hace tiempo, cree que todo lo que necesito hacer es salir con otro chico para olvidarme del último que había entrado en mi vida.

Como si fuera fácil.

Rose entrecerró los ojos con escepticismo y frunció los labios.

—Sí, de acuerdo. Estas mintiendo. Tú no tartamudeas conmigo a menos que estés nerviosa —me acusó y resopló. Maldición. En momentos como este odiaba lo cercanas que éramos.

—En serio, estoy bien. P-por favor, no insistas. —le supliqué pero, por supuesto, no hace mi vida sencilla. Así no es su forma de ser.

— ¿Es el trabajo? —intentó adivinar. Me acomodé en mi asiento resignada a tomar el siguiente interrogatorio.

—No.

— ¿Qué tal, la universidad?

—Nop.

—Ah, ¿problemas familiares?

—En serio eres pésima adivinando —suspiré, tocando mis dedos con distracción.

Frunció el ceño y puso mala cara mientras miraba fijamente su taza de té. De pronto, levantó el rostro con una mirada esperanzadora.

Mend the Broken (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora