Elizabeth
La televisión estaba encendida en un programa de comedia que nunca antes había visto. Obvio dijeron un chiste por la risa falsa que se produjo pero no capté las palabras ni el chiste. Era raro. Al parecer hacia mucho eso últimamente.
Exhalé y me dejé caer de lado en el sillón dejando a mi cabeza golpear la almohada mientras veía la pantalla sin verla del todo, no había nada bueno. La semana pasada me lo confirmó.
Aparte del trabajo y las clases, intentaba no dejar mi departamento. Sorprendentemente me tomó un gran esfuerzo armarme de valor para poder conversar con regularidad con otros individuos, así que decidí intentar evitar esa actividad por completo lo más que pudiese. Sin embargo, eso significaba días de aletargamiento y muchos suspiros.
Estaba tan cansada y no había nada que hacer así que mis párpados se cerraron por un segundo antes de que los volviera a abrir.
No. No puedo quedarme dormida.
Dejé salir suspiro tembloroso y me levanté de nuevo regresando a ver la pantalla de la televisión y ver a los colores pixeleados moverse e ir de un lugar a otro. Cada extremidad se sentía como controlada y no quería sentir nada, solo que, en general, se detuvieran.
De pronto, un fuerte golpe en la puerta me hizo saltar. Me incliné para ver hacia allá preguntándome quién podría estar tocando la puerta con tanto fervor y si debería pararme y atender. Decidí ignorarlo y enfocarme de nuevo en la televisión pero los golpes no paraban. De hecho, se volvieron más persistentes.
- ¡Elizabeth, soy Harry! ¡Abre la puerta! -su voz amortiguada viajo por mi departamento. Fruncí el ceño, ¿Harry? ¿Qué hace aquí? ¡Dijo que no volvería! ¡Sabe cómo me siento al respecto! Pasé saliva, le baje a la televisión abrazando mi almohada esperando que pensara que no estaba aquí y se fuera.
- ¡Sé que estás ahí y no me voy a ir! ¡Abre la maldita puerta! -gritó con enojo y golpeó más fuerte la puerta. Suspiré y me levanté, si no lo dejaba entrar causara un alboroto y lo más probable es que mi casero gruñón lo echara del edificio.
Caminé lentamente hacia la puerta y le quité el seguro, la abrí para encontrar a un Harry muy enojado y muy preocupado. Sus ojos se encontraron con los míos y el alivio apareció en su rostro.
-Por Dios, Elizabeth, estás bien -suspiró y se pasó las manos por el rostro.
- ¿Por qué n-n-no lo estaría?
Dejo caer su mano y me miró volviendo a estar enojado de nuevo.
-Pues de hecho no lo sé -respondió con rencor. -Todo lo que sé es que Rose vino a verme a la cafetería y me contó como básicamente te aislaste en tu departamento y rara vez sales. Aparentemente cancelas planes con ella ¿y ahora ignoras sus mensajes? ¿Qué carajos es esto? -preguntó, sus voz baja se iba haciendo más duras con cada palabra.
Me encogí de hombros con la mano aún sobre la puerta.
-N-no he tenido ganas de s-salir.
Frunció el ceño y me miró con más cuidado sus ojos buscando mi rostro y mi ropa. Bajé la cabeza rápido para romper el contacto visual.
-Te ves como la mierda.
-V-vaya, gracias -murmuré con sequedad y suspiró.
-No, quiero decir... ¿has estado durmiendo, comiendo o haciendo algo? -me encogí de hombros. - ¿Qué carajos significa eso? -su voz se volvió más y más tensa.
-S-significa...-me volví a encoger de hombros. Entrecerró los ojos y su mandíbula se tensó.
-Déjame entrar.
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Mend the Broken (Traducción al Español)
Любовные романыLa historia de una mujer temerosa que conoce a un hombre iracundo. -¿P-por qué estás haciendo e-esto? -espeté, haciendo que se parara en seco con su mano en la perilla- ¿Por qué ha-haces esto por mí? Eran las preguntas a las que parecía no obtener r...