Capítulo 1

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¡No, no quiero regresar! ¡Por favor Eda, no!

Luz despertó de golpe, otra vez esa pesadilla, que se repetía y repetía sin cansancio.

Había pasado casi un año desde su triste regreso al mundo humano. Todos habían luchado contra la prohibición de humanos impuesta por el Emperador Belos, y a pesar de tener a todos los miembros de la academia Hexside de su lado, fracasaron. Para evitar que Luz fuera encerrada para siempre en la prisión privada del emperador, Eda no tuvo otra opción que enviar a Luz de regreso a su mundo humano.

Eda le había dicho que intentaría todo en sus manos para acabar con esa prohibición y lograr su regreso, pero en el fondo ambas sabían que era una tarea difícil. Eda, King y sus amigos sufrieron con dolor su partida, sin embargo durante todo este tiempo nunca habían perdido el contacto, se comunicaban a través de cartas que intercambiaban con ayuda de Owlbert, el cual era el único que podía viajar entre mundos sin llamar la atención.

Luz escribía cartas para todos. Todas las semanas sin falta, a todas las personas cercanas que había conocido en su corto viaje.

Su rápida salida de las Islas Hirvientes le impidió la oportunidad de despedirse de todos. Todos esos recuerdos continuaban doliendo con mucha fuerza, a pesar del paso de los meses.

Dolía especialmente porque no había logrado decir adiós a la persona mas importante para ella.

Luz no pudo decir adiós a Amity.

La extrañaba tanto que dolía.

Los primeros meses fueron los más duros, Luz escribía cartas a Amity casi a diario, necesitaba con desesperación saber sobre ella, saber si ambas sentían el mismo vacío en sus corazones.

Le escribió sobre sus deseos por regresar, sus intentos por practicar magia en un mundo sin magia, lo aburrida que era su vida ahora, lo mucho que deseaba abrazarla, lo mucho que extrañaba su sonrisa... y sus besos.

Luz no sabía cómo sentirse respecto a eso, solamente se habían besado una vez, cuando ambas habían confesado sus sentimientos en el fulgor de la batalla perdida. Fue el primer beso que Luz siempre había soñado, lamentablemente un día después Luz era arrastrada de vuelta al mundo humano, sin tener tiempo para nada más.

Amity nunca respondió ninguna de sus cartas, lo cual rompió en mil pedazos su corazón recién enamorado. A pesar de todo el dolor, Luz trataba de ponerse en el lugar de Amity, y comprender la razón de su angustioso silencio.

Pese a todo nunca se rindió y continuó escribiendo cartas, con la esperanza de recibir algún día, cualquier tipo de respuesta. Leer cualquier cosa de parte de Amity la habría hecho inmensamente feliz. Obviamente le había pedido ayuda a Willow y a Gus, sin embargo ambos le daban respuestas confusas y poco claras, obviamente evitando el tema. Ella dejó de insistir a sus amigos sobre Amity luego de un par de meses.

El tiempo en el mundo normal pasó rápidamente, su madre sacó conclusiones de inmediato, atribuyendo su comportamiento depresivo a una ruptura amorosa provocada por algún amor del campamento, Luz solo había asentido con la cabeza, su madre la había apretujado con ternura explicando que todo esto era normal a su a edad y que pronto llegaría otra persona a llenar ese espacio vacío en su corazón.

Ella sabía con seguridad que eso no pasaría. Mantenía con fuerza la esperanza de que Eda encontraría una forma de ayudarla a regresar. Mientras tanto tenía que continuar su vida humana aburrida, asistir a su colegio donde nadie la entendía, aguantar la risa de los tontos, tratar de distraerse en sus libros y llorar durante algunas noches por lo mucho que extrañaba a todos.

Pero a pesar de ser optimista, los días pasaban y Luz sentía que cada día que pasaba sus esperanzas de volver eran cada vez más lejanas. Las cartas que recibía de sus amigos, la hacían darse cuenta que la vida en las Islas Hirvientes avanzaba de forma normal y sin complicaciones, mientras que ella sentía cómo su vida se hundía en agujero cada vez más oscuro.

A casi un año desde su regreso, Luz decidió que dejaría de enviarle cartas a Amity, la razón era simple, quería evitar el dolor que le causaba ver sus esperanzas rotas cada vez que Owlbert dejaba cartas en la ventana de su habitación y ninguna era de Amity. Ese día tomó la determinación de guardar para sí misma cada carta dedicada a Amity. Continuaría escribiendo sus sentimientos, ya que sabía que guárdalos la haría sentir mucho peor, pero no enviaría ninguna carta más, no continuaría abriendo su corazón a alguien que no quería saber de ella.

Se preparó para escribir una última carta a Amity, sólo serían palabras breves y exactas, no quería que fuese una carta de despedida desgarradora, solo buscaba explicar sus razones. Respetaba con todo su corazón la relación que habían logrado y era algo que atesoraría por siempre en su memoria.

Amity,

Mis sentimientos por ti no han cambiado, a pesar de que ya no tengo idea si te importo, tu eres lo único que sí me importa. Es una de las únicas cosas que he sentido con claridad en mi cabeza.

Mi corazón sufre demasiado al no saber de ti. Desearía tanto que esto no acabara así.

No puedo pedirte que me esperes, se que eso es egoísta, tampoco espero que respondas, por que se que no lo harás, solo te pido que por favor no me olvides.

Siempre tuya, Luz.

Las lágrimas de Luz caían mientras enviaba la última carta a Amity. Se acostó en su cama mirando hacia el techo, esperando que el sueño alejara un poco su tristeza. Mañana sería un nuevo día y un nuevo comienzo para sanar su corazón.


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Hola a todos! 

Mientras escuchaba a mi amor platónico Angel Olsen, vino a esta idea a mi cabeza. Espero que les guste!

Tú eres la bruja, yo soy tu gata (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora