Su día en el instituto había pasado como todos los demás, totalmente aburrido y sin ninguna novedad, tenía un montón de tarea basura por hacer, además de un ensayo de tres mil palabras sobre cómo imaginaba su vida en diez años más. Si solo escribiera la verdad, probablemente su madre querría enviarla con un psiquiatra.
Faltaba menos de un mes para su cumpleaños dieciséis y lo único que deseaba en un futuro próximo era regresar a las Islas Hirvientes, regresar con Eda, King y sus amigos. Especialmente regresar con Amity. Intentar superarla se veía como una tarea imposible.
Su relación había sido una montaña rusa de sentimientos nuevos. Amity fue su primer amor, su primer enamoramiento. Lamentablemente cuando aceptó la realidad de sus sentimientos, su tiempo en las Islas Hirvientes estaba casi finalizado. Tenía claro que en un principio había sido una tonta, se había tardado demasiado tiempo en darse cuenta, ignoró señales claras que demostraban que Amity sentía algo por ella. Estaba tan concentrada en aprender magia, en la maldición de Eda y en todos los problemas que surgieron después, que interesarse por cosas románticas era lo último en su lista.
Sin embargo no era totalmente ciega, y cuando las cosas se calmaron un poco, su cercanía con Amity creció a pasos agigantados. Ambas tenían un montón de intereses similares, era tan fácil charlar sobre cualquier cosa, y aunque a veces ella hablaba locuras, Amity siempre se mostraba curiosa e interesada por escucharla. Era diferente a los demás, ella la tomaba en serio y finalmente eso hizo que poco a poco comenzará a enamorarse perdidamente.
A parte de eso, Amity era una bruja hermosa. Lo que más amaba de ella, eran sus ojos dorados, que siempre miraban con un semblante serio e intimidante, pero cuando sus ojos se encontraban con los de ella, se convertían en una mirada juguetona y afectuosa. Un largo suspiro salió desde su interior, mejor dejaba de pensar en ella o luego vendría la dolorosa sensación de vacío en su corazón.
Preparo todo para comenzar a escribir su tonto ensayo. Tenía claro que cumplir sus sueños reales era algo demasiado difícil, por lo que debía pensar en algo, aunque fuese una mentira. Lo primero que se vino a su mente fue su deseo de ser escritora. Parecía una buena idea para empezar, luego vería si se le ocurría alguna otra cosa.
Abrió un documento nuevo en su notebook, empezaría con un borrador rápido y si tenía un bloqueo mental, quizá prepararía una lluvia de ideas.
Comenzó sin esfuerzo el primer párrafo, satisfactoriamente las ideas fluyeron con facilidad. Le gustaba mucho escribir, encontraba que el sonido de las teclas era relajante, también disfrutaba la forma en que sus palabras la hacían sonar como una persona inteligente y sabionda. Tomó una respiración grande y continuó con su trabajo. Concentrarse en otras cosas le ayudaba a aplacar esos recuerdos dolorosos.
No pasaron más de diez minutos, cuando de pronto un maullido la interrumpió desde su ventana. Allí la esperaba la linda gatita que había conocido el día de ayer. Grito contenta, y con un movimiento rápido se levantó de su escritorio, acercándose con entusiasmo a su nueva y esperada visitante.
"¡Gatitaaaa!" Esta vez no cuido su distancia ni nada, tomó rápidamente a la gata entre sus brazos, quien arrojó un chillido de impresión.
"¡Estoy tan feliz de que hayas vuelto! Pensé que no te volvería a ver nunca más"
La gata respondió con un sonoro ronroneo, al parecer disfrutaba de los abrazos apretados de Luz.
"Aww eres tan cariñosa, cosita bonita" Luz subió a la gata a su regazo y comenzó a darle caricias en la cabeza.
"Tu visita es lo mejor que me ha pasado en el día, bueno quizá lo mejor de la semana" De pronto la gata la miró con curiosidad, como si le importara lo que estaba hablando.
ESTÁS LEYENDO
Tú eres la bruja, yo soy tu gata (Lumity)
Storie d'amoreEl tiempo de Luz en las Islas Hirvientes había terminado de forma abrupta. Buscando desesperadamente la forma de sanar su corazón, recibe la ayuda de una pequeña amiga felina, la cual la ayuda a superar sus momentos de tristeza y anhelo de su tiempo...