Capítulo 8

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Era viernes y Luz estaba completamente entusiasmada por la llegada del fin de semana. Luego de esperar durante meses, su espera al fin terminaría. Mañana era el esperado lanzamiento del nuevo libro de la saga de la Bruja Azura. Su máxima obsesión en la vida.

Su madre le había prometido meses atrás, que pediría un día libre en el trabajo, para así poder llevarla a la librería estatal, la cual quedaba a más de dos horas en coche desde su casa. Amaba a su madre por sacrificar un día de su descanso en ayudarla, tendría que pensar en alguna forma de recompensar por su apoyo.

No le importaba tener que levantarse a las cinco de la madrugada para llegar a la hora de apertura, Es más, necesitaba hacerlo si quería ganar una de las primeras ediciones autografiadas. La emoción de poder conocer al fin la continuación de las aventuras de su bruja favorita, eran un consuelo para olvidar un rato todos sus problemas.

En la actualidad, su corazón roto y los destrozados sueños sobre su futuro, eran su más grande problema. Sin embargo algo daba vueltas en su cabeza los últimos días.

Desde hace dos días que no tenía rastro de la gatita. La había buscado después del instituto, recorriendo todo el perímetro de las casas contiguas, miraba con cuidado por los jardines y arriba de los árboles. También había buscado en el parque, sin embargo no había encontrado absolutamente nada.

Con tristeza, pensaba seriamente que todo su trabajo era una pérdida. En primer lugar, ni siquiera era su gata, por lo que no podía colocar carteles de búsqueda o preguntar a las personas si la habían visto. En segundo lugar, si la gata estaba enferma ella no tenía ninguna forma de ayudarla.

Pensó también que podría estar exagerando, usualmente los gatos desaparecen por días, simplemente esa era su forma de ser.

Aún así, no podía dejar de preocuparse por la forma en que la gatita lloraba ese día en el parque, le dejó una sensación extraña. Después de ese hecho, busco información en su teléfono, los resultados habían confirmado sus sospechas. Según internet, los gatos solo lloraban cuando estaban enfermos o tenían algún problema ocular. Ella había estado con la gatita por un rato y nunca la vio incómoda, ni mucho menos enferma. No sabía cómo explicarlo en palabras, pero cuando pensaba en ella había muchas cosas que no encajaban.

Miró en su teléfono las últimas fotografías que le había tomado a su felina amiga durante sus visitas al parque. En la mayoría de las fotos salía de la misma forma, mostrando una pose elegante, luciendo como una gata aristócrata que venía de una familia muy adinerada, aunque ni siquiera tuviera un collar con su nombre.

Quizá era tonto extrañar así a un animal que solo había conocido hace unos días. Pero ella sentía una conexión extraña, su compañía la hacía sentir más tranquila y menos solitaria. Se sentía como si hubiera llegado cuando más la necesitaba,

Le sorprendía además la inteligencia del animal, siempre atenta a lo que ella hablaba, parecía seriamente comprender las cosas que le decía. Cuando le contaba cosas tristes sobre sus sentimientos, la gata siempre trataba de consolarla, acercándose a ella y frotándose con cariño.

Quizá solo era su desarrollada imaginación, pero había algo curioso en esa gata. No era como los gatos normales que conocía. Haciendo una lista mental sobre las cosas fuera de lo común, se había fijado que la gata nunca se lavaba cómo los otros gatos. En realidad nunca la había visto limpiarse de ninguna forma, y aún así siempre estaba impecable, con su pelaje brillante y sus garras limpias, además tenía un olor muy agradable, que a momentos le parecía conocido, aunque no podría recordar de dónde.

Si lo hablaba con alguien probablemente pensarían que estaba loca. Y quizás la gata no aparecería más y todo lo que había pensado solo quedaría en su cabeza.

Tú eres la bruja, yo soy tu gata (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora