💋 Prólogo

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[Mansión Sakamaki]

Era una tarde normal en la mansión, todos se encontraban en el jardín trasero. Cordelia estaba sentada en un banco de madera, de brazos cruzados y ceño fruncido, viendo a sus trillizos correr y jugar juntos. Beatrix estaba sentada en una mesa bajo la sombra, con su hijo menor, Reiji, a su lado leyendo un libro y su hijo mayor, Shū, estudiando obligadamente. Subaru, el menor de todos, estaba a lo lejos solo, ya que su madre, Christa, estaba encerrada.

KarlHeinz llegó a casa, cruzó la mansión y salió al jardín trasero, sorprendiendo a sus dos esposas que estaban allí, y también a sus seis hijos, ya que no solía estar mucho con ellos.

– ¿Karl...?

– KarlHeinz...

– Buenas tardes –saludó, sonriendo.– Necesito...hablar con todos, así que, por favor...

Ambas mujeres llevaron a sus hijos frente al hombre, y el menor de todos se acercó a su padre por su cuenta. Aquel esbozó una sonrisa y agradeció.

– Tendremos...un nuevo miembro en la familia.

Todos exclamaron sorpresa.

– ¿Qué?

– ¿Vas a casarte otra vez?

– No, no –rió.– Les presento a...Tn. Sakamaki Tn.

El albino se hizo a un lado, dejando ver a una niña que se ocultaba tras él. Era pequeña, de largo cabello rubio suelto y adornado por brillos y pequeñas rosas, piel pálida y grandes ojos azules que parecían un trozo de cielo; vestía un elegante y bonito vestido blanco con detalles rojos, con falda abultada y corsét ajustado, junto a bonitos zapatos rojos tipo escolar. Ella abrazó su conejo de peluche, rosa y de largas orejas, y sonrió; en esa sonrisa parecía notarse cierta malicia, no era una niña común, se veía en sus ojos.

– ¿Tuviste una hija? ¿Con quién?

– KarlHeinz, por favor ofrécenos una explicación. ¿Quién es esta niña?

– Mi nueva hija. La adopté.

– ¿Una huérfana?

– En realidad, es hija de un amigo, pero no puede cuidar de ella. Decidí adoptarla y darle el apellido Sakamaki. Será mi hija, vivirá aquí, y quiero que cuiden bien de ella, no pueden matarla ni beber su sangre. Y no, no es humana, es hija de un demonio, suerte en adivinar cuál –rió.

– ¿Qué...?

– ...

– Bien –giró, mirando a la pequeña.– Tn, te presento a mis esposas, Cordelia y Beatrix.

La primera, de cabello lila, se cruzó de brazos y frunció el ceño; la segunda, de cabello rubio, sólo mantuvo su seria mirada.

– Y los niños –miró a los dos más granes.– Shū y Reiji.

El pequeño rubio sonrió, y el de lentes sólo hizo una pequeña reverencia con la cabeza. El hombre miró a los trillizos.

– Ayato, Kanato y Laito.

Los tres le sonrieron amablemente.

– Y el menor, Subaru.

El pequeño albino se encogió de hombros.

– La madre de Subaru está enferma, así que no puedo presentártela ahora. Su nombre es Christa.

La niña asintió.

– Muy bien –sonrió y revolvió su cabello.– En fin, debo irme, tengo cosas qué hacer –miró a las mujeres.– Cuiden de la pequeña Tn –sonrió.– Nos vemos.

KarlHeinz se despidió y se fue, dejando desconcertadas a sus dos esposas presentes. Los trillizos se acercaron a la rubia, sin borrar sus sonrisas.

– ¡Hola! ¿Quieres jugar con nosotros?

– Estábamos persiguiendo murciélagos, ¿Te gustan los murciégalos?

– ¡Me encantan! Jugaré con ustedes –asintió.

– Él es Teddy –enseñó su oso.– ¿Cómo se llama él? –señaló al conejo.

– Ella es Daāua –sonrió.– Está feliz de conocer a Teddy.

– Teddy también está feliz –sonrió.

– ¡Vamos a jugar!

– Síguenos, Tn.

Laito tomó la mano de Tn y Ayato la muñeca de Kanato, y los cuatro comenzaron a correr mientras reían. Cordelia refunfuñó y suspiró, rodando los ojos. Beatrix negó con la cabeza y miró a su hijo mayor.

– Vamos, Shū. Debes seguir estudiando.

Lo tomó por la muñeca y lo arrastró con ella. Reiji la observó y la siguió, en silencio.

[Calle]

KarlHeinz iba en su limusina. Sacó su teléfono y le marcó al padre biológico de la niña.

– Hey... ¿Cómo fue?

– Se quedó tranquila, no parecía incómoda. Creo que se llevará bien con mis hijos.

– Lamento que tengas que hacerte cargo de ella, pero yo no puedo hacerlo.

– Está bien, no tienes de qué preocuparte. Es una niña muy bonita, y es mi primer hija mujer –rió.– Será interesante criar a una niña.

– Disfrútala –rió.– Sólo mantenme al tanto de lo que suceda con ella.

– Está bien. ¿Algo más?

– No. Sólo recuerda que es mi hija, te dará una idea de cómo tratar con ella. Tal vez de niña no te dé muchos inconvenientes, pero de mayor... –rió.– Suerte con eso.

– Lo tendré en cuenta –rió.– Entonces, nos vemos.

– Sí. Adiós, y...gracias.

– No te preocupes –sonrió.

La llamada finalizó. El albino suspiró y sonrió, volteando la mirada hacia la ventanilla para ver la ciudad por ella.

[Mansión Sakamaki]

Tn corría por el jardín con los trillizos, y casi lograba atrapar al murciélago que perseguían, pero ella se detuvo de pronto al sentir una incesante y pesada mirada sobre su nuca. Giró, en busca del origen de esa mirada, hasta que sus ojos se posaron en la ventana de una torre, aquella tenía barrotes y tras ellos brillaban un par de ojos rojos, ojos que veían directamente hacia ella. Sintió escalofríos y tragó saliva.

– ¡Hey! –llamó, acercándose a ella.– ¿Estás bien?

– Uhm...Hermano Laito –lo miró.– ¿Quién está en esa torre?

– Uhm...Creo que es la mamá de Subaru.

– Oh, así que ahí estaba...

– Sí. No sé porqué está ahí.

– ¡Oigan, Laito, Tn! –llamó.

Ambos giraron, viendo a Ayato con el murciélago en sus brazos, forcejeando para que no se le escapara, y con Kanato a su lado.

– ¡Lo tengo!

– ¡Oh! –miró a la niña.– Vamos –tomó su manos.– ¡Espera, no dejes que se escape! –advirtió a su hermano, mientras corría hacia él arrastrando a la pequeña.

La rubia sólo rió, siguiendo a su, ahora, hermano.

Lust 💋 Laito Sakamaki 🐍🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora