💋 12

1.6K 137 0
                                    

– No eres tú que me estás usando, soy yo quien te está usando a ti.

Tn esbozó una sonrisa de lado, expresando malicia.

«Caíste...», pensó ella.

Ritcher tomó a Cordelia de la muñeca y la atrajo a él con cierta brusquedad, haciéndola caer y tomándola de la cintura con la otra mano; abrió la boca y sacó sus colmillos, acercándolos a su cuello, pero antes de morderla alguien interrumpió:

– Oye. ¿Podrías callarse de una buena vez? Ella es mía –dijo Ayato seriamente.– No la toques sin mi consentimiento.

El hombre tomó a la mujer contra él con una mano, y con la otra sacó una espada y le apuntó a su sobrino.

– ¡No te entrometas!

Lo atacó, pero el pelirrojo dio un salto hacia atrás, así que lo único que logró cortar fue la corbata de su uniforme.

– Maldito...

– ¡Ayato-kun!

Laito tomó una espada y se le lanzó a su hermano, quien la tomó en el aire.

– Ya no permitiré que sigan haciendo lo que se les antoja. ¡Haré que se arrepientan de haber venido!

– ¿Crees que vas a poder hacer eso? –sonrió.

Ambos comenzaron a pelear con las espadas, hasta que Ritcher acorraló al chico contra la pared y clavó el filo de su arma en su hombro; la sangre voló un poco y cayó al suelo. Ayato frunció el ceño algo adolorido y cayó al suelo.

– Quédate quiero –ordenó, levantando la espada.

– ¡Ayato-kun! –llamó.

Todos miraron a aquella humana con sorpresa, había regresado a tomar el control de su cuerpo.

– Yo... –murmuró, temerosa.

Yui se separó de aquel hombre y corrió escaleras abajo, deteniéndose en el descanso de la misa. Tn frunció el ceño.

– Maldita sea... –murmuró molesta.

La demoníaca joven se teletransportó, apareciendo junto a su tío, y le quitó la daga para luego darle una bofetada, dejándole la mejilla enrojecida.

– ¡No puedes hacer nada bien! Sólo quería deshacerme de Cordelia otra vez, y terminas con esto, además de que lastimas a mi hermano. ¡Idiota! Así jamás tomarás el puesto de la cabeza de la familia.

El hombre frunció el ceño y le apuntó a la joven con la espada, pero antes de hacer algo Laito lo empujó.

– No toques a nuestra hermana –amenazó.

Tn sonrió, besó la mejilla del vampiro de fedora y se encaminó a las escaleras, bajándolas con tranquilidad.

– Pequeña perra con el corazón de una perra mayor –rió.– No puedo creer los problemas que una simple y patética humana tan común como tú ha causado en esta casa –se detuvo a unos pasos de ella.– Te lo advertí, tablita. No me causes problemas o tendrás problemas conmigo...y mira lo que terminas haciendo: traes a este imbécil de Ritcher a joder a la mansión, traes a la vida otra vez a esa maldita mujer, mi hermanito termina lastimado... ¿Qué más vas a provocar?

– Y-Yo...

– Sin excusas –le apuntó con la daga.

– ...Hazlo.

– ¿Ah? –exclamó confusa, levantando una ceja.

– Con eso ya nadie será lastimado.

– ... –sonrió.– Lo iba a hacer aún sin tu estúpido consentimiento. ¿Desde cuándo necesito el consentimiento o permiso de alguien para matar? –rió.

Lust 💋 Laito Sakamaki 🐍🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora