Camino a las Ruinas

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El sol salió iluminando con sus rayos la nieve que se pintaba de dorado ante su luz, dejando manchones azules en aquellos lugares donde los objetos proyectaban su sombra,  ni una nube opacaba aquel diáfano cielo. Era un día inusualmente claro para ser invierno, aunque eso no impedía que el frío se hiciera notar, pero los habitantes de las casas, bien resguardados dentro, no parecían tener problemas con eso, por supuesto Gray tampoco, él estaba muy feliz descansando en su cama, pero hubo algo que lo despertó más temprano de lo que hubiera deseado. 

Sintió una cosa peluda y suave revolviéndose en su cama, al principio pensó que sería Blue, pero al verlo durmiendo fuera de la cama se asustó y retiró de golpe sus cubiertas, lo que encontró debajo lo sorprendió bastante, acurrucada junto a él se encontraba Adelle,  esta, en cuanto sintió que le quitaban las cobijas de encima se apresuró a cogerlas de nuevo y envolverse con ellas. 

-Espeooooon  (Friooooo >_<).

-Ya ya, está bien, te dejo las cobijas -Gray la levantó sin destapar a la friolenta pokémon.

Consideró que lo mejor era llevarla con su entrenadora, así que la recogió envuelta en una frazada y la cargó hasta la habitación de las chicas, llamó primero antes de entrar y le dijeron que podía pasar.

-Gray, que temprano te levantaste ¿Tuviste pesadillas? -Preguntó Shell.

-No, me encontré con una visitante inesperada -dijo al tiempo que le entregaba a Adelle a Carmín.

-Adelle ¿Qué hacías donde Gray? ¿Qué pasa? ¿Tienes frío? Oh pobre, no sabía que el frío te sentaba tan mal, debo recordar nunca más traerte a la nieve.

Depositaron a la pokémon en la cama y la taparon bien, Blue que había seguido  a su entrenador al cuarto de las chicas se acercó a la espeon, aunque de forma cautelosa, tras numeroso golpes de cola de hierro algo había aprendido. Adelle al verlo, lo cogió por la oreja y lo obligó a acostarse con ella para que la abrigara, de más está decir que el umbreon estaba encantado, era su primer acercamiento con la pokémon que le gustaba. Aunque no duró mucho, pues Carmín recogió a su espeon en su pokebola donde estaría abrigada.

Poco tiempo después comenzaron a alistarse para ir a las ruinas, luego de vestirse apropiadamente y de desayunar comenzaron a preparar el equipaje necesario, el cual no era mucho por ser un viaje corto. Tal como había dicho Cristell, ella sería su guía durante aquel pequeño paseo y demostraba desde el principio su talento para ello, sabía todo, desde el tipo de equipaje necesario, hasta la forma de empacarlo, también les dio una charla breve sobre supervivencia en la nieve, qué hacer en caso de emergencia y sobre todo hizo hincapié en qué hacer si se topaban con una froslass. Esta pokémon, según dijo ella, junto a las tormentas y las avalanchas, eran el peor peligro que acechaba en las montañas, sobre todo una froslass en particular, la más vieja de todas, la llamada reina de la montaña. Según se decía entre los lugareños, tiempo atrás un cazador furtivo tratando de capturar un snorunt lo dejó gravemente herido, hasta el punto de casi matarlo, Froslass enfurecida congeló a aquel hombre y lo abandonó en las montañas, desde ese día la pokémon tiene por malvados a todos los humanos y cada vez que se encuentra con uno intenta congelarlo.

Pronto estuvieron listos para partir, todos abrigados y con sus mochilas en las espaldas, sólo había un contratiempo, Geralt y July por alguna razón aún no salían de la posada y estaban retrasando la partida. La idea era ir y regresar a las ruinas en el mismo día, por lo que no se podían dar el lujo de esperarlos tanto, por eso Gray fue a buscarlos. Entró y decidió empezar buscando en el cuarto de las chicas, tocó primero para ver si le contestaban algo, pero no hubo respuesta,  al revisar comprobó que en realidad no había nadie, luego fue a revisar el cuarto que compartía con Geralt, esta vez no se molestó en tocar y simplemente abrió. 

Pokemon la Región ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora