En esta fanfic leerás inmensas imagines, donde no solo vas a imaginar pero vas a tratar de vivirlo, donde eres parte de la vida de cada uno de los integrantes de The Umbrella Academy, en especial Numero Cinco.
(PRIMER LIBRO DE IMAGINAS SOBRE CINCO)
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Ocho Hargreeves caminaba metida en pensamiento. Cinco la había encontrado hace días y ahora le había llegado con la noticia de que iba a ver una reunión. Porque aparentemente el fin del mundo decidió acompañarles en este estupido viaje en el tiempo. El cual por cierto no fue de tanta ayuda ya que ahora tienen el mismo problema otra vez, y la diferencia es que no saben que llega a causarlo.
"No los e visto en tanto tiempo" Susurra a si misma. "¿Les doy un abrazo? ¿Que hago? ¡Carajo!" Ocho pasó su mano por su ondulado cabello café y pateo una lata de cerveza que tenía cerca.
Continuó caminando, pronto estando frente al callejón en el cual había caído hace tres años. "Sigue igual" Miro alrededor encontrando pequeños detalles diferentes pero nada grande. Arrastró sus botas hasta la escalera sucia y comenzó a subir hasta que se topó con una puerta con candado. Ella suspiro y se teletransporto, cayendo arriba de alguien al hacerlo.
"Lo siento" Dijo apenada pero al ver de quien se trataba se sonrojó aún más. Cinco la miro y asintió, igualmente atrapado en los ojos café fuerte de Ocho. Su mirada dirigiéndose a sus labios, donde los dejó por tres segundos.
"Esta bien" Susurro aún perdido en ella. Quería besarla. Quería tomarla de la cara y darle un beso cariñoso, y al separase darle otro. Le diría de sus sentimientos. De como siempre estuvo atraído hacia ella, y como un pequeño crush se convirtió en amor. Pero decirle tal cosa en tiempos así es estupido, o al menos eso pensaba el. Pero ella, ella creía en lo contrario. Ella diría que es el momento indicado, porque cualquier momento es absolutamente perfecto para decirle a una persona que la amas.
"Vaya vaya vaya. Si no es Ocho Hargreeves nuestras hermanita menor...físicamente" Murmuro lo último Luther. Haciendo que ambos 'adolescentes' dispararan hacia arriba. Número uno se acercó apresurado a la chica y la envolvió en sus brazos haciéndola reír ligeramente.
Cinco se encontraba viéndola desde donde estaba parado con su café en mano. Escuchaba la risa de la chica que era música para sus oídos. Y en ese momento solo podía pensar en cómo ese seguramente no sería la única vez que desperdiciaría el momento para decirle como se siente en verdad.
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Algo pequeño y sencillo porque quiero darles tres imaginas
