Pokémon Mundo Misterioso: Luces de la sombra

Capítulo 8: Miedos nocturnos

"Sus ojos carecen de vida, se ensanchan en maldad, y su rojo brillo perturba la calma que alguna vez haya existido. Suerte que no somos nosotros los que tenemos que temer, ¿No crees?"

Alex jadeó de terror apenas ver esos extraños brillos rojos que salían de la oscuridad, ¿por qué siquiera sentía tanto miedo? Podrían ser cualquier cosa, como por ejemplo... No, no tenía absolutamente nada como para usar de ejemplo en esa situación, simplemente eran eso: puntos rojos brillantes, que parecían hacerse más grandes.

Dio un paso hacia atrás bastante aterrado, todo su ser había comenzado a temblar de pavor. Quería sólo huir, pero algo le decía que no huyera, no en esa ocasión. No tenia la menor idea de por qué su interior le decía eso, pero apenas observar abajo, se dio cuenta de lo que su consciencia se refería.

Kelly aún yacía ahí en el pasto, semiconsiente y tiritando de frío, su lomo aún sangraba, y parecía que estaba demasiado débil como para siquiera levantarse. Aquella imagen le hizo revolver sus pensamientos, y que comenzaba a arrepentirse por haberse enfadado con ella.

Los puntos que brillaban se estaban acercando cada vez más. Pensó que si la luna hubiera estado alumbrando sabría identificar a lo que sea que diera origen a esas luces, pero todo estaba oscuro, apenas si podía ver bien a Kelly por la poca iluminación que había entre esos árboles.

—Kelly, vamos—se acercó a ella, agitándola suavemente, tratando de no tocar la herida en su lomo.

Los brillos parecían hacerse más grandes a medida que los segundos pasaban.

—¡Tenemos que irnos!—exclamó—, ¡Tenemos que volver a la aldea, prometo quedarme!

Pero no hubo respuesta alguna, ¿cómo siquiera le había asestado un golpe tan fuerte como para haberla dejado en ese estado?

—Kelly, por todos los astros—tal parece que el lenguaje de Mary se le había pegado—, h-hay que huir...

Estaba preocupado por ella, se sentía mal por atacarla, se sentía terrible por haberla hecho pasar por este momento, pero también sentía el golpe que posiblemente cualquiera de la aldea le iba a dar si se enteraban de lo que había hecho.

El agitarla y llamarle no había servido de mucho, y no fue hasta que empezó a escuchar un extraño sonido entre los árboles que se dio cuenta que no iba despertarla a tiempo.

Levantó la mirada hacia los árboles, anonadado por el sonido que se adentraba en sus orejas; pudo observar una especie de esfera morada y blanca que aumentaba de tamaño cada vez más y más. Aquella esfera había comenzado a iluminar la zona no sólo en donde estaba él junto con Kelly, sino que también iluminó al lado donde se encontraban los puntos rojos. Su corazón se paralizó.

Habían varios pokémon, en su mayoría grandes y posiblemente muy fuertes, al menos así se veían desde su punto de vista. Parecían tener un semblante de furia, pero no hacia él; era una rara furia perenne hacia la nada, pero en ese momento, parecía que se habían fijado más en ellos dos que en ninguna otra cosa. El pokémon que estaba siendo más iluminado por aquella esfera era una especie de bola de algodón 2.0. Era una clase rara de nube con alas, y las otras partes que no parecían nubes, pertenecían a un cuello y cabeza azulados, en la cabeza había un pico; un pico que mantenía abierto para cargar aquella esfera energética la cual cubrió su cabeza casi por completo.

Se dio cuenta un poco tarde que la esfera no tenía solo la utilidad para iluminarlos, pero que suerte que pudo reaccionar rápido.

Una vez la esfera se había vuelto tan grande como para cubrir la cabeza de ese pokémon alado y dejar una fuente de luz extremadamente brillante, la cabeza del riolu logro conectarse por fin. Soltó aire con suma rapidez y sus pupilas se contrayeron bastante, sabía que tenía que correr y esquivarlo, pero no iba a dejar a Kelly ahí para ser atacada. Ella no se iba a mover, eso seguro, y posiblemente ya estaba inconsciente debido a que no se movía tanto como antes; en una maniobra un tanto arriesgada, la levantó un poco, pensando en cargarla para que ambos pudieran irse corriendo.