Hay personas que vienen al mundo con dones especiales, mismo que son otorgados por los Dioses y Diosas - Sol, Luna y los cuatro elementos -. Muchos de ellos son marginados por el miedo a lo diferente pero la triste realidad es que ninguno pidió nace...
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- ¡Roseanne!
- Mami, mami – la llamo con miedo
- Roseanne, ven aquí cariño – pide dulce voz de mi madre
- No te veo – susurro asustada
- Cierra los ojos y sigue mi voz – pide – Estoy cerca de ti
- ¿Mami?
- ¡Boo!
Despierto completamente empapada de sudor, llevo mis manos hasta mi frente tratando de tranquilizar mi respiración y mi corazón.
Suspiro mientras llevo mis manos a mi frente y luego a mis mejillas, sin darme cuenta había comenzado a llorar. Seco un poco la humedad de las mismas mientras me tranquilizo.
Detestaba ser como soy, mi madre decía que era alguien especial pero ver aquellas miradas, escucharlos maldecirme y llamarme "bruja" era lo que me hacía estar sola.
Había crecido sin entender ¿por qué esas miradas de asco?, ¿por qué muchas personas tenían terror en sus ojos cuando pasaba por su lado? o ¿por qué el rechazo de mi padre al verme todos los días?.
Comer en aquella mesa era una tortura hasta que cumplí 11 años.
Él se había ido, nos había dejado a mi madre y a mí...
- Appa, - lo llamo llorando mientras jalo su ropa.
- Déjame en paz niña – me suelta tosco
- No nos dejes, yo lo siento, solo dime ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo cambiar?
- Aléjate - me empuja haciendo que caiga sentada en aquella carretera.
- Appa, yo cambiaré. Haré la cosas bien solo dime.
- No puedes cambiar lo que eres - dice mirándome con lástima - No eres culpable de ser así
- Entonces, ¡no te vayas! No me dejes sola - sollozó con una gran tristeza
- Ve a casa - me hace seña con su mano - Tú y tu madre estarán bien- se sube a su caballo.
Desesperada me levanto y aunque más grité y lloré pidiéndole que no me deje él se va sin mirar hacia atrás.
- Ahora te entiendo, solo soy un desperfecto en este mundo - susurro con amargura.
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