Hay personas que vienen al mundo con dones especiales, mismo que son otorgados por los Dioses y Diosas - Sol, Luna y los cuatro elementos -. Muchos de ellos son marginados por el miedo a lo diferente pero la triste realidad es que ninguno pidió nace...
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Sus ojos expresan desconcierto por mi petición, tal vez porque después de tanto rechazarle, el simple hecho de que le pidiera algo como aquello era totalmente desconcertante.
- ¿Que estas pidiendo? – pregunta en un susurro
- Yo sé que todo este tiempo hemos sido como perros y gatos pero... - no me deja terminar la frase.
Sus manos toman mi nuca para empujar sus labios junto a los míos fundiéndonos en un intenso beso, el cual me eriza la piel.
Sus manos se mantienen en mis mejillas mientras acaricia parte de ellas, las mías por su parte, las mantengo en su pecho arrugando la tela de su camisa.
Suspiro entre sus labios cuando nos separamos y aunque se mantiene cerca de mí, no dice nada y solo acaricia mi cabello con total dulzura.
Pero necesito más, quiero un poco más de él, por lo cual abro mis ojos y con un repentino toque de valentía me subo a su regazo sorprendiéndole.
- ¿Q-que es-tás haciendo? – tartamudea y eso me hace sonreír
- ¿Por qué esperamos tanto tiempo para esto? – susurro acercando con mis manos su cara hacia la mía
- Creí que me odiabas
- Pensé que te cansarías de mi
- Nunca podría hacerlo
- ¿Me amas? – pregunto
- Más que a cualquier cosa – sonrió con dulzura viendo aquel par de ojos negros.
Los Dioses siempre buscarán la manera de encontrarse a través de nosotros, nuestro destinado es vivir el amor que ellos no pueden vivir.
Solo tienes que permitirte sentir cual es la persona correcta que aletee tan fuerte tu corazón.
Cuando así sea es porque abras encontrado al amor de tu vida...
El amor llega cuando menos lo esperes, Rose... Solo confía en el amor de los Dioses Sol y Luna.
¿Por qué mi corazón latía con fuerza en estos momentos? ¿Acaso era Chanyeol? ¿Acaso siempre fue él?
Lo beso con el impulso de saber aquella respuesta.
Lo beso como si hoy fuera la última noche en aquel mundo, como si un simple beso quitaría aquel malestar que mi corazón sentía, como si aquellas ganas de tenerlo siempre a mi lado no fuera el temor de sentir que me lo arrebataban.
Y allí lo comprendí todo.
Chanyeol era mi Sol y yo era su Luna...
Lo abrazo enterrando mi cabeza en su hombro mientras lloro con fervor, el acaricia mi espalda en el proceso mientras besa mi cabeza.
