Hay personas que vienen al mundo con dones especiales, mismo que son otorgados por los Dioses y Diosas - Sol, Luna y los cuatro elementos -. Muchos de ellos son marginados por el miedo a lo diferente pero la triste realidad es que ninguno pidió nace...
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- No creo que vayan a creer en ti – dice aquel hombre
- Al menos déjeme intentarlo – suplico nuevamente
『 ♱ 』
Aquí me encontraba, frente aquellas personas las cuales se hacían llamar la corte, eran una clase de monjes espirituales encargados de guiar a los inefables por el camino de la magia y de la fe hacia los Dioses – Sol y Luna – como también hacia las Diosas de los cuatro elementos – Tierra, Agua, Fuego y Aire-.
Sabía que no era bienvenida y lo pude sentir al ver sus ceños fruncidos, no me esperaban allí, menos al ser guiada por el señor Jang.
- ¿Por qué esta ella aquí?
- ¿Qué hace ella aquí?
- ¿Para que ha venido a nuestra sagrada reunión JangSuk?
Él suspira antes de hablar
- Me ha pedido una reunión con todos nosotros
- No queremos escuchar las palabras de una bruja maldita – responde inmediatamente uno de ellos
- Disculpe – digo – No quiero causar problemas solo vengo a advertirles sobre algo
- ¿A qué te refieres? – dice uno de ellos
- Tengo días escuchando a las Diosas llamarme a través de sus cantos, no sabía que se trataba de ellas hasta que acudí – suspiro cuando tengo su atención – No sé realmente por qué pero tiempo después había un hombre alto de capa negra – describo lo poco que vi y lo que recuerdo – Él menciono algo e inmediatamente mi visión se nublo y pude verlo... - susurro con miedo – Ellos están cerca de nosotros, los capa rojas vienen hacia aquí y ellos van a matarnos. Necesitamos llevarnos a todos a un lugar seguro.
El silencio nos invade luego de decir aquellas palabras, al poco tiempo uno de ellos suelta una carcajada rompiendo cualquier rastro de silencio entre nosotros.
- ¿Y piensas que debemos creerte a ti, bruja? ¿Una chica maldita? Alguien que solo trae desgracia para su alrededor – suspiro
- Señor, sé que no soy santa de la devoción de ninguno aquí pero no les miento con lo que digo.
- ¿Crees que las Diosas de los cuatro elementos colocarían sobre ti algún tipo de visión? Ni tu madre decía tantas incoherencia como tú
- ¡Estoy diciendo la verdad! – alzo la voz – Ellos van a matarnos – mis ojos se inunda de lágrimas.
Lágrimas que descienden por mis mejillas cuando ellos comienzan a recriminar cada una de mis palabras.
