Hay personas que vienen al mundo con dones especiales, mismo que son otorgados por los Dioses y Diosas - Sol, Luna y los cuatro elementos -. Muchos de ellos son marginados por el miedo a lo diferente pero la triste realidad es que ninguno pidió nace...
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¡Pero quien se cree!
Comienzo a vestirme de espaldas a aquel hombre tiempo después que aquel grupo de caballeros se fueran.
- Roseanne – volteo de inmediato mirándolo mal
- No se atreva a dirigirme la palabra – le reclamo
- Pero no hice nada malo – se excusa
- Oh, ¿le parece?
- No creo que por tenerme cerca de ti unos cuantos minutos vaya a...
- Estuvo desnudo, se metió a nadar cuando yo estaba, invadiendo así mi privacidad. Ah, y eso sin contar que casi me besa, ¿Le parece poco? – sonríe
- ¿Besarte? ¿A ti? Jah, ni loco. Solo te quejas como una niña, porque querría yo besar a una niñita
- Idiota – susurro volteándome terminando de agarrar mis pertenecías
- Ha sido poco gustoso conocerla señorita Roseanne
- Eres desagradable – suelto marchándome de ese lugar totalmente enfadada.
Es un idiota, con qué derecho se atreve a casi besarme e invadir mi privacidad.
Bufo completamente airada mientras camino hasta la aldea, aun puedo sentir la humedad de mi piel y mi cabello mojar la tela de mi vestido, suspiro y veo mis manos totalmente arrugadas por el tiempo pasado dentro del agua.
- ¿Estabas en el manantial? – la voz de Park me hace levantar la vista
- Lo que me faltaba – susurro
- Pensé que después de lo que te había sucedido no irías más hacia aquel lugar – dice serio
- Deja de fastidiarme – paso por su lado chocando mi hombro con su brazo
- Tu deja de buscar peligro
- No eres mi madre, mucho menos mi padre para decirme lo que debo o no hacer – le suelto borde
- No se trata del peligro que solo tu corres – dice cansado – Nos pones en riesgos a todos nosotros. ¿Qué tal que alguien te siga? Un capa roja, ¿Tal vez?
- Siempre he sido cuidadosa – digo
- Aquella noche no lo fuiste – susurra con sarcasmo
Cierro mis ojos intentando no molestarme porque ese sentimiento solo me trae problema.
Corría desesperada, mi madre me dijo que cuando me tocara correr no mirará hacia atrás y que aunque estuviera agotada no dejara de correr, eso hacía, lo intentaba pero cada vez me costaba más.
