Capítulo Seis.

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—¿Ha llegado la seda verde? —preguntó Joohyun a Seulgi, la encargada de la tienda de La Rouge en Gangnam.

La otra mujer asintió y señaló un perchero de muestras cerca de los probadores. Contestó al teléfono con un encogimiento de hombros de disculpa.

Joohyun se acercó al perchero y examinó con ojo experto las nuevas prendas. Pasó la mano por la tela exuberante, cuyo roce sensual le recordaba el modo en que la había tocado Junmyeon. Con reverencia, con posesión, como si conociera su cuerpo. Como si la deseara tanto que no pudiera dejar de tocarla. Le cosquillearon los dedos. Ella conocía esa sensación.

«Te vas a correr pronto. Mírame».

Y había acertado. Joohyun se estremeció. En su vientre aleteaban recuerdos deliciosos de ese momento.

Revisó con impaciencia su adorada colección de otoño sin valorar las horas de duro trabajo, la lujosa tela ni los diseños halagadores para la figura femenina. Le picaba la piel. Cada segundo que no tenía noticias de él aumentaba su anhelo por volver a tenerlo dentro, que sin duda era exactamente la reacción que él quería.

«Bastardo».

Había intentado hacer desaparecer el anhelo constante que sentía y disminuir así el poder de él sobre ella. Se había masturbado esa mañana, y su tibio orgasmo se había burlado de sus esfuerzos. Y no había ayudado. Obviamente, su cuerpo rehusaba volver al mediocre placer onanista. Después de haber conocido la maravillosa destreza en el dormitorio del Junmyeon adulto, ansiaba la variedad de primera clase con su acompañamiento de clavar las uñas en las sábanas y exclamaciones roncas. Y eso solo podía encontrarlo con Junmyeon.

Seulgi terminó la llamada y se disculpó en voz alta mientras escribía una nota. Joohyun emergió de su trance y miró a su competente encargada con una sonrisa. Su presencia allí no era necesaria, pues su negocio era una máquina bien engrasada con empleados competentes y dignos de confianza que entendían sus prioridades y limitaciones.

De hecho, funcionaba mejor sin su... interferencia. Había aprendido pronto a dejar los pedidos, las facturas y la contabilidad en manos de otros. La única vez en que, al poco tiempo de abrir la tienda, había enviado a Seulgi a almorzar fuera, había tenido que esconderse en la trastienda para ocultar su ataque de pánico ante una clienta que había insistido en que utilizara el ordenador al instante para pedir una prenda en particular de su talla.

La joven se apoyaba en sus empleados más de lo que debería, pero los recompensaba bien. Y como su adorado taller de trabajo estaba arriba, visitaba regularmente la tienda de estilo boutique para asegurarse de que todo estuviera como quería para su fiel y creciente clientela, que gustaba de la marca de lujo con conciencia social que ella ofrecía.

—Vamos a poner esto en el escaparate, ¿te parece? —Joohyun sacó un vestido de seda verde del perchero y empezó a retirar el plástico que lo envolvía—. Lo combinaremos con los zapatos de ante marrón.

Las hojas de cálculo, el marketing y la correspondencia eran demasiado para ella, pero tenía muy buen ojo para combinar prendas, accesorios y para contrastar texturas.

Seulgi asintió, con la atención fija en alguien que entraba en la tienda detrás de Joohyun. Esta hizo un gesto con la mano a su encargada, quien avanzó hacia la parte delantera de la tienda para interceptar al cliente.

Joohyun colgó el vestido en un gancho fuera del probador y se inclinó a tomar los zapatos que complementaría con aquel vestido en particular. «Sí. Eso funciona». Diseñaría una chaquetilla torera que iría a la perfección con aquel conjunto. Perfecto para la ópera, el teatro o...

If It Is You [SURENE] -ADAPTADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora