Capítulo Once.

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La luz débil del amanecer rebotó en ella y Junmyeon se permitió un segundo para admirar la imagen de ella montándolo y el intenso placer que le producía.

Sin salir de la presión cálida de su cuerpo, le tomó las manos. Ella resplandecía. Sus hipnóticos ojos se clavaron en los de él hasta que Junmyeon se vio obligado a morderse la lengua por miedo a confesar sus sentimientos. Demasiado intensos, demasiado pronto. No sabía de dónde habían salido, pero allí estaban, innegables. Aquello ya no era un juego para él, sus motivos iban más allá del sexo por venganza. Pero ponerle etiqueta a eso le daba un miedo mortal. Y si tenía que confesar algo, ¿no debería empezar por decir que había utilizado su atracción por él, al menos al principio?

Se concentró en el cuerpo de ella debajo del suyo, en cubrir su pezón con la boca y embestir su interior hasta que ella se contrajo en torno a su pene. Estaba tan apretada que él gimió. Estaba muy cerca. Dos embestidas más y ella se corrió, gritando su nombre y rompiendo el contacto visual cuando la embargó el placer.

Él la siguió de cerca, bombeando todo lo que tenía dentro de ella mientras apretaba los labios en su hombro para evitar que salieran a la luz los sentimientos que tanto miedo le daba nombrar.

Después de un viaje rápido al cuarto de baño, volvió a la cama y la atrajo hacia sí hasta que el cuerpo de ella cubrió el suyo, con el pelo extendido sobre el rostro de él y algunos mechones aferrándose a la barba mañanera de Junmyeon. El olor de ella cubría su piel. No quería moverse nunca.

Joohyun se pegó más a él.

—Tengo que levantarme.

Junmyeon asintió. Tenía una reunión a las ocho. Por suerte, la noche anterior había ido directamente desde el aeropuerto a la tienda de ella al volver de París, así que tenía el equipaje en el maletero. De momento, con el cuerpo desnudo de ella apretado contra el suyo, no podía pensar en salir de la cama nunca más.

El corazón de Joohyun se fue calmando al lado del suyo. Ella lo miró con ojos adormilados y el pelo revuelto en torno a la cara. Hermosa. Él le puso las manos en las mejillas y apartó su cabello detrás de las orejas.

Ella lo miró a los ojos y luego bajó la vista.

—¿Puedo pedirte un favor? —preguntó.

Junmyeon le daría lo que fuera. ¿Acaso no lo veía? Asintió sin palabras. No se fiaba de lo que pudiera salir de su propia boca.

Ella sonrió con la sonrisa casi infantil que recordaba, salió de la cama y cruzó la habitación desnuda, moviendo su glorioso trasero. Junmyeon gimió interiormente, su polla empezaba a cobrar vida.

Estiró las manos detrás de la cabeza. Estaba satisfecho, pero sentía la piel tensa con nuevas sensaciones. Ella regresó un momento después con una carpeta debajo de un brazo y dos tazas de café humeantes.

Junmyeon archivó mentalmente su inquietud por el momento, contento con la sonrisa vacilante de ella y con que le pidiera ayuda. ¿Y le llevaba café desnuda? Un hombre podía acostumbrarse a ese tipo de despertares.

¿Acostumbrarse? La permanencia que expresaba esa palabra le oprimía los pulmones.

—Me gustaría que le enseñaras esto a Yerim —ella le tendió la carpeta y se sentó en el borde de la cama a sorber su café—. Desde que fuimos de compras el otro día he pensado en una línea de maternidad e infantil. ¡Hay tantas telas maravillosas por ahí! Tocó unos retazos de tela que había con los diseños.

Junmyeon observó los dibujos y su respeto por ella aumentó hasta casi ahogarlo. Joohyun apartó la vista y se mordió el labio. Él quería besarla y no parar hasta que ella viera la mujer hermosa y talentosa que veía él.

If It Is You [SURENE] -ADAPTADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora