Epílogo.

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Un mes más tarde

—¡Oh, Junmyeon, va a ser genial!

Joohyun observó el espacio renovado, que seguía cubierto de guardapolvos y con multitud de cables destripados en el techo.

Entraba luz que se filtraba a través del polvo que lo cubría todo, hasta las puntas de las botas de ante grises de ella. Pero no le importaba. En su mente no veía el edificio en obras, sino la escuela, su visión hecha realidad.

Cuando Junmyeon había propuesto que almorzaran juntos, se había apresurado a aceptar. Apenas lo había visto en la última semana, pues él había tenido que viajar a Busan. Pero luego había vuelto y ella había adivinado que la llevaba a ver los progresos de la escuela del Edificio Morris.

—Aquí irá la zona de recepción —Junmyeon, vestido como a ella le gustaba, con uno de sus trajes inmaculados, extendió los brazos y se giró para señalar los espacios que ella había visto solo en planos—. Los baños para discapacitados allí, la enfermería más allá y esas puertas se abren al patio.

Le tomó la mano y caminaron juntos, sorteando herramientas abandonadas y cables, hasta unas amplias puertas de cristal, que seguían cubiertas con una capa protectora de plástico y, como todo lo demás, envueltas en guardapolvos.

—Me encanta —ella tiró de él para detenerlo—. Te quiero. Gracias por ayudarme a hacer esto realidad.

Él se encogió de hombros y curvó los labios. ¡Era tan guapo! ¡Y tan puñeteramente sexy!

—Lo habrías hecho sin mí, pero es un honor estar aquí.

A ella le palpitó el vientre y el calor le embargó el pecho. Se inclinó con los ojos cerrados y lo besó en la boca. Deslizó los dedos en el pelo de él y le ladeó la cabeza para agarrarlo mejor y buscar un ángulo más profundo para el beso. Él se empalmó contra el estómago de ella con un gruñido.

Joohyun introdujo las manos en su chaqueta y buscó mentalmente una superficie cercana y libre de polvo para continuar con aquello, pero acabó apartándose con frustración.

El edificio entero era una enorme trampa mortal. Muy poco romántico. Pero a sus hormonas no les importaba eso.

—¿De verdad necesitamos comer? ¿No podemos hacer otra cosa con la hora del almuerzo? —agarró el trasero firme de él, que se flexionó bajo su mano cuando él movió las caderas y se frotó contra ella.

Recorrió el cuello de ella con los labios.

—¿O sea que quieres algo mejor que lo que he planeado, querida?

Joohyun ladeó la cabeza.

—Siempre te quiero a ti.

Él le besó la frente, con lo que consiguió bajar con gentileza un punto el calor de ella.

—Primero déjame enseñarte el jardín. Los paisajistas terminaron ayer —él suavizó el golpe apretándole el trasero—. Luego prometo follarte y darte de comer en ese orden, ¿de acuerdo?

Joohyun asintió con una sonrisa. ¿Había un modo mejor de pasar la tarde?

Junmyeon apartó el plástico para abrir la puerta. Ella lo siguió fuera. Cuando cruzó el umbral, se enganchó el tacón en el guardapolvo y se tambaleó con un grito.

No llegó a caer. Los brazos de Junmyeon la sujetaron. La atrajo contra su pecho y la alzó en vilo hasta que quedó de nuevo apretada contra él desde los hombros hasta los muslos.

Ambos se echaron a reír y luego él se puso serio. La besó en los labios, aprovechando la posición, y Joohyun no tuvo nada que objetar, demasiado embrujada por el hombre al que tanto quería para fijarse mucho en el jardín acabado.

If It Is You [SURENE] -ADAPTADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora