El sabor de tus labios 1/2

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Ijuuin abrió la puerta de su auto invitando al despistado de Misaki a subir y dirigirse al parque de diversiones. Él beta no hizo ningún comentario o gesto después de salir de la editorial y caminó por inercia hasta el estacionamiento. En su cabeza la frase de: Puedo percibir tus pensamientos, revoloteaba una y otra vez.

—Misaki, ¿Te sientes bien?
Kyo tocó su frente al no recibir respuesta y vió como Takahashi ingresó a su lujoso auto. El mangaka rodeó el coche y subió a toda prisa antes de que ese niño se arrepintiera de ir a la  cita.

—Ya te habías tardado en presentar tus famosas escapadas del mundo real Misaki. Y ¿Me estás escuchando?—Volvió a preguntar Kyo—Mira, si tienes miedo porque crees que escucho todo lo que piensas y por eso decidiste apagar tu cerebro, déjame decirte que así no funcionan las cosas. De hecho yo tampoco lo sé con exactitud, nunca me había pasado con alguien. Estoy igual de sorprendido que tu, solo que yo no me hago el loquito.

Misaki continuó mudo, veía hacia el frente y abrochó su cinturón de seguridad de forma mecánica, sus labios se entreabrieron y por fin dijo algo

—Yo tuve un conejo hace muchos años.

—¿En serio?

—El conejito era blanco con gris

—¿Y qué pasó con el?

—No lo sé.

—Como que no sabes

—No lo recuerdo, pero estoy seguro que..—
Misaki rasco un poco su cabeza y después volteó con Ijuuin—Oye ¡¿Y quien te dijo que yo cuidare de ese conejo?! ¡Yo no te pedí una mascota!

—Ya sé que no, pero cuando pensaste conejos pachoncitos en color negro me dio mucha ternura y risa. Estoy seguro que serás una buena mamá.

—Seremos, habla en plural porque si quieres que me quede con el animalito, tendrás que ayudarme a cuidarlo.

—No me molestará para nada compartir la patria potestad del pequeño.

—No hables como si fuéramos un par de divorciados.

—¿Entonces te gustaría que estuviéramos casados, Misaki?

—No y no se que decirle a mi hermano. Él no es fan de las mascotas y cuando lo vea por la tarde, alguna excusa tendrá para que no me lo lleve a casa.

—Tengo un conocido que es veterinario y justo cuando iba a comprar un conejo para ti, él me habló para decirme que me regalaba un gazapo de una camada de 8 porque la madre murió.

—Dijiste que pagaste por el.

—Le deje dinero para alimento y esas cosas. Mi amigo tiene corazón de pollo, recibe y recoge cuanto animal se aparezca en su local, le ayudará bastante los yenes que le di.
Así que ya tienes la respuesta para cuando tu hermano te diga que no lo quiere en su casa.

—Es huérfanito como yo—dijo Misaki algo triste—No creo que haya sido buena idea separarlo de sus hermanos.

—Algún día tendrá que pasar y mi amigo no puede tenerlos por mucho tiempo. Estará mejor contigo Misaki.

—Con nosotros, Ijuuin Sensei. No se te olvide la gramática.

—¿Tienes algún nombre en mente?

—Pues como es negro, bonito y... no sé podría ser ¿Frijol? ¿Chocorol? ¿Milanezo? ¿Alubia? Y para empezar ¿De que sexo es el conejo?

—No lo sé, no pregunte.

—Genial, qué tal si un día se escapa, regresa y al mes tenemos unos 10 conejitos recién nacidos. Aún no estoy preparado para ser abuelo y cuidarlos a todos.

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