Tan solo quedaban 2 días. Hinata y Kageyama estaban nerviosos, tendrían que repetir el examen el mismo día que nos íbamos a Tokio. Tenía fe en ellos, han estudiado y no creo que se quieran perder semejante oportunidad de entrenar con los mejores equipos.
Estábamos en el gimnasio, ellos entrenando y yo junto a Shimizu anotando cada cosa que veíamos, cosas para mejorar, fallos, etc. El día ha sido algo largo, no he dejado de pensar en la conversación que tuve ayer con Tsukishima ¿ambos nos interesamos?, ¿qué dirían los del equipo?
—Oye, te va a entrar una mosca si sigues con la boca abierta. — se oyó una voz desde el centro de la cancha.
—...
—Oye, te estoy hablando. — comenzó a caminar y se colocó justo frente a mí, sentí un pequeño golpe en la frente. —Tonta. — solo atiné a mirar y era Tsukishima, molesto como siempre, me había dado un pequeño golpe con el dedo en la frente para que reaccionara.
—¿Ah? — llevé una mano a mi frente. —¿Qué haces? — de cerca se notaba aún más la diferencia de tamaño, yo estaba algo más abajo que su pecho, su sonrisa cínica mirándome, sus ojos tan claros como su cabello y su piel, me hicieron llegar a una conclusión: este chico es realmente guapo. ¿Cómo no lo había mirado con tanta detención antes? de seguro era porque su idiotez me cegó.
—¿Cuánto tiempo pretendes continuar mirándome? — habló sacándome de aquel trance.
—Yo... estaba fijándome en lo feo que eres. — lo dije para zafarme, aunque estamos claros que pensaba todo lo contrario.
—Ya veo, entonces ¿no estabas distraída pensando en mí?
—Tsk, disculpa súper modelo.
—Ya veo. — rio ante mi comentario. —Seguiré entrenando entonces.
Al otro lado del gimnasio.
Yamagawa se ve algo distraída... me pregunto si estará bien.
Tan solo 2 segundos después de pensar eso vi como Tsukki se le acercaba ¿también le interesa?... ambos se sonríen, supongo que si está con ella ya no tengo de qué preocuparme...
De vuelta
—Esfuérzate al menos rubio, mira que aquí tengo anotados varios fallos tuyos. — dije mientras me reía de forma burlona.
—Tsk, hago lo mejor que puedo. — mi miró de reojo con los brazos alzados, desde el centro de la cancha, para poder bloquear el balón.
—Tú sabes que no es así...— dije seriamente
—Ara ara, en serio eres molesta.
—Ni te imaginas. — agregué
Transcurrieron unos 20 minutos y el entrenamiento había terminado, le dije a Hinata y a Kageyama que descansaran por hoy y mañana estudiemos acá en la escuela. Comencé a caminar, recién saliendo de la escuela, esta vez no hacía frío aunque si estaba bastante oscuro.
—¿Te acompaño? — dijo una voz a mis espaldas.
—Eres tú, está bien, supongo que te daré el honor de acompañarme.
—Bien. — rio levemente.
—¿Cómo crees que serán los equipos con los que jugarán?
—No lo sé, escuché que sus jugadores son muy buenos.
—Tendrás que esforzarte más en bloquear entonces.
—Ya te dije que hacía lo mejor que puedo.
—Eso no te lo crees ni tú. — a lo lejos se podía escuchar el sonido de un motor, no le tomé importancia. —¿Para qué te uniste entonces? digo, sé que puedes dar más ¿por qué no lo intentas? — el ruido se hacía más cercano.
—Es sólo un club, no es tan importante.
—Para los demás si lo es, creo que si no vas a esforzarte al cien por ciento no deberías ir. Hinata y Kageyama se lo toman muy en serio, entrenan mucho y...
—Cuidado. — sentí como me tomó de la mano y me jaló haciendo que quedara pegada a él. El ruido que se iba acercando fue una moto que pasó al lado de nosotros; perdiéndose, el sonido y la luz, en lo largo y oscuro del camino. —¿Estás bien? — preguntó separándome un poco de él.
—Yo... sí, estoy bien. Gracias. — lo miré, lo miré como hace un rato en el gimnasio. Sentí que me perdía en sus ojos, podría quedarme así un buen rato más. Sentí que podría mirarlo mil veces y en todas me sentiría igual.
—¿De nuevo miras lo feo que soy? — sonrió, aún no soltaba mi mano.
—No... no lo eres, eres bastante lindo ¿te lo han dicho? — me había prometido a mí misma qué pensaría las cosas antes de decirlas, pero aquí estamos hablando sin más de nuevo.
—No, nunca.
—Yo... creo que debo irme, es tarde— bajé la mirada y me di vuelta para irme, aunque la mano que aún me tenía sujeta me jaló hacía él.
—¿No piensas irte, así como si nada verdad? — podía notar como una pequeña sonrisa escapaba de su rostro, no era la de siempre, no era esa sonrisa cínica que le lanzaba a todo el mundo, era tierna; especial y únicamente para mí.
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