Date goes wrong

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–Entonces... ¿Dónde será nuestra cita?–Jina miraba a Jeno ansiosa.

–Uhm, en la playa... O si gustas podemos ir a otro lado.

Los nervios estaban jugándole en contra a Jeno, parecía un niño dando una lección oral. Jina al notar esto dejo un beso en sus labios rápidamente.

–Me encanta la idea.

Aquello hizo suspirar a Jeno, como era posible que con simple gesto ella logre calmarlo. Lo encontraba sorprendente.

Jeno caminaba de la mano con Jina, sintiéndose muy a gusto teniendo sus manos entrelazadas. Buscaron un lugar perfecto para ver el atardecer y Jeno empezó a acomodar los alimentos.

–¿En qué momento hiciste todo esto?–Jina se veía sorprendida al ver la cantidad de comida.

Jeno sonrió.–Desde que duermes conmigo tienes el sueño más pesado. Anoche aproveché que te durmieras y preparé todo esto.

Jina se veía tan conmovida por lo que había hecho el chico que dejó un beso en su mejilla.–Muchas gracias, Jeno-ssi.

Ambos empezaron a comer la comida, mientras miraban el sol fundirse con el agua, era algo realmente hermoso.

–Woah, esto es precioso.–Los ojos de Jina estaban observando todo, mientras que Jeno se dedicaba a mirarla con una sonrisa dulce.

–Como tú.–Jeno comentó.

Los ojos de Jina se fueron al rostro de Jeno. Tenía unos ojos de cachorrito, brillosos, hermosos, los cuales Jeno no llegaba a descifrar en su totalidad.

–¿Crees que soy preciosa?

Aquella pregunta sorprendió a Jeno.–Claro que eres preciosa, Jina. Honestamente, eres la chica más bella que he visto.

–Oh, vaya miren a quien tenemos aquí.–Una voz masculina.

Los ojos de los pelinegros se dirigieron hacia la persona perteneciente de la voz desconocida.
Eran esos muchachos que habían querido sobrepasarse con Jina y Yuna la última vez.

–¿Esta vez estás solo? Tu amigo no está para ayudarte.

Jeno suspiró y se colocó de pie, era un poco más alto que el muchacho de en frente.–Vayanse, estoy tratando de disfrutar una cita con mí novia.

–¿Novia? Un rarito como tu no podría estar con alguien como tú.

Jina se colocó de pie y le proporcionó una patada en su entrepierna.

–¡Corre, corre!–Jina tomó la canasta con la comida y corrió tomando de la mano a Jeno.

Terminaron escondidos detrás de los autos en la playa.

–No puedo creer que estén aquí. Quiero ir a patearles la maldita cara.

Jeno se rió al verla tan enfadada.

–¿Qué? ¿Qué es tan gracioso?

–Tú.

–¿Yo? ¿Debería sentirme ofendida?

–Eres adorable.–Soltó Jeno para luego acercar sus labios a su frente.

Jina se convirtió en un tomate viviente en dos segundos. Jeno notó aquello y dejo otro beso, esta vez, en su mejilla.

–Creo que ya se fueron, vámonos.

Jeno salió primero y volvió a entrelazar las manos de ambos.

–¡Allí están!

–Diablos, corre, corre.–Jeno empujó a Jina suavemente para que comenzará a correr.

Summer Love → Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora