1. ESCENA PRIMERA

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El espía

Años después.

Cybertron, Ciudad de Kaon. Cuartel general de los Decepticons.

FRIO. Allí hace frio, siempre, y la oscuridad es su mas fiel amiga y compañera. Aquel sitio a demás frio y oscuro era escalofriante. Tu cuerpo entero podía temblar al ver los inquietantes restos o "trofeos", (como a él le gustaba llamarlo) reliquias o restos sus más importantes enemigos. En una vitrina de cristal limpio y puro se estaba la mismísima spark de su aférrimo enemigo hace mucho tiempo. El gran líder de los Autobots Optimus Prime, originalmente designado Orion Pax. Se la arrancó sin dudar nanociclos después de extinguir su chispa. De todos sus trofeos, ese era sin lugar a dudas, su favorito, un bonito, aunque doloroso recuerdo del mech que cambió todo. Que dio su vida a Primus sin dudar por el planeta Tierra y sus habitantes : los humanos. Seres que fueron extinguiéndose poco a poco, con ayuda de las nuevas tropas Decepticons que fueron tomando el planeta. Limpiándolo, de esos insectos molestos e irritantes que había en una considerable cantidad. Los humanos aguantaron y contraatacaron, pero pronto se percataron de que ellos, ya no podían hacer nada, solo servirles o morir. La mayoría murieron simplemente por enfermedades mortales que para los Transformers era como un ligero atranque en sus válvulas.

Ya habían pasado más de veinte años desde Chicago. Pero para él, parecía que habían pasado unos nanociclos.

-Mi señor.

La voz de su bufón lo sacó de sus más profundos pensamientos.

-¿Qué quieres?.
-Lleva viendo su spark astrociclos, señor, ¿en qué piensa?.

Megatron voltó su rostro para clavar sus ópticos rojizos en los de su soldado.

-En nada que a ti pueda interesarte, Starscream.-gruñó.

El caza tensó sus facciones metálicas y asintió.

-¡Lárgate!.
-¡S-Si mi señor!.-bajó su cabeza. Hizo una corta reverencia y con pasos torpes salió de allí pitando.

La puerta se cerró tras él quedándo "solo".

El mech se acercó a una de las paredes, grises, casi negras, pero limpias. A Megatron siempre le atrajeron los colores apagados, como él. Palpó la pared en busca de tocar una parte en concreto, un pequeño y a penas perceptible botón del cual solo él conoce su ubicación.

Se oyó un click. Y una pequeña parte de la pared dejó salir una proporción cuadrada. Una caja fuerte secreta.

Megatron la abrió, allí estaba. Su más preciado tesoro, ese que le otorgaría un poder inconmensurable y, que sin embargo, llevaba cerrado a cal y canto desde hacía ya más de veinte años.

La Mátrix no se abre ante cualquiera.

Lo tomó entre sus manos, sacándolo con cuidado. La Mátrix dejaba ver una muy leve luz azul brillante, sin embargo estaba muy bien cerrada.

-Te arranqué la spark ese día, apagué tu chispa, y te arrebaté la Mátrix de Liderazgo, y todavía...sigue sin abrirse para mi...-gruñó por lo bajo.-Eso solo puede significar que...hay otro.

Si, otro. Otro futuro líder que espera la llamada de la Mátrix. Que espera...lenta y pacientemente a que llegue su momento. Megatron había dedicado casi toda su existencia a aniquilar a todos los posibles líderes Autobots que la Mátrix hubiera podido escoger. Sin embargo si esta sigue cerrada lo que significa que aún hay alguien digno que la esperaba sostener algún día.

-Malditos Autobots...-esta vez mostró un poco sus afilados y siniestros dientes.

Una vez más, en vano trató de abrirla con toda su rabia, con todas sus fuerzas, aunque sabía que no se abriría. También tenía esa falsa esperanza de que algún día los cerrojos que resguardan tal poder terminarían por ceder y al fin pudiera hacerse con dicho honor por el cual había estado luchando desde la era Dorada de Cybertron.

-Conseguiré lo que quiero Prime...siempre lo hago...

Dejó la llave de nuevo en su sitio y la pared volvió a su sitio por si sola. Esta vez, Megatronus se alejó de la pared para dedicarse a observar la ciudad de Kaon a través de un gran ventanal, ahora atardecía, pero casi parecía de noche, pues las nubes, (que en su mayoría cubrían al completo el cielo) eran de un color tan negro y grisáceo que no dejaban pasar un solo rayo de luz solar, eso se debía a las explosiones y al brusco cambio del planeta a lo largo del tiempo. Pero al atardecer las nubes se disipaban un poco, lo suficiente como para dejar que los rayos del sol penetraran suavemente mostrando Kaon. A Megatron siempre le gustaron las vistas desde allí, aún cuando era un gladiador, cuando terminaba una pelea (que siempre ganaba) se dedicaba a observar ese atardecer mientras de fondo oía los aplausos y gritos de eufória del insaciable público.

(***)

Por Primus pensó, un joven mech, aterrorizado. Llevaba observando al líder Con desde hacía astrociclos, y había visto por supuesto, todo. Su misión de espionaje de ya hace varios meses al parecer estaba dando sus frutos, pues, ya había dado con la localización de la Mátrix, esa con la que de alguna manera se haría y entregaría a su líder actual. Ultra Magnus.

Su designación era Mirage, un joven mech (en tiempos remotos de clase alta) poseía la capacidad de camuflar no solo así mismo por propia voluntad sino otros objetos que el deseara ocultar o simplemente transformar. Llegó a la Tierra en una cápsula cuando recibió un mensaje amigo desde el planeta, no mucho después de llegar se unió a Magnus y los Autobots restantes.

Él, ahora tenía un aspecto Decepticon.  Su emblema Autobot estaba oculto protegiéndolo así desde hace meses, cuando entró por voluntad propia a Kaon a supuestamente a "trabajar y servir" a la causa Decepticon, él no había matado a nadie. Pero desgraciadamente había visto morir a muchos de sus hermanos y hermanas.

Ahora que sé donde esconde la Mátrix debo informar a Magnus, solo así el podrá hacerse con el poder y derrotar a Megatron de una vez por todas...

Solo la Mátrix podía detener al tirano...

 𝙏𝙍𝘼𝙉𝙎𝙁𝙊𝙍𝙈𝙀𝙍𝙎 𝙉𝙊 𝙎𝘼𝙇𝙑𝘼𝙏𝙄𝙊𝙉 ➞ ʳᵒᵈⁱᵐᵘˢ ᵖʳⁱᵐᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora