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Año 2011
-¡MAMÁ, PAPÁ!
La niña corría desesperadamente, milagrosamente sin recibir ningún balazo extraterrestre o humano. Era increíble lo que la rubia de diez años era capaz de correr. Ella misma se sorprendió de su capacidad atléctica, jamás fue la mejor en el colegio cuando se trataba de física, pero estaba de segura de que hubiera podido ganar a cualquiera de su clase y quedar la primera si hubiera corrido como lo hacía en ese momento. Aunque normal, dada la situación en la que estaba (la cual era completamente de vida o muerte) cualquiera hubiera podido correr como alma que lleva al Diablo así.
Había un montón de cosas que sucedían en ese momento y ella tan solo entendía dos. Que tenía que encontrar a su madre a toda costa y dos, que tenía que sobrevivir sin importar el cómo.
Había un robot gigante de un solo ojo (exactamente como un cíclope) que estaba destruyendo todo a su paso, con una espécie de gusano robótico gigante. Su mirada se fijó sobre la chica de ojos castaños, que inmediatamente sintió como su corazón se paraba, su respiración se contuvo. El robot estaba dispuesto a matarla, aquel óptico rojo vivo y llameante lo decía de forma clara. Sin embargo el Decepticon se centró en una mesa que cayó a su lado desde el cielo, quien alzó su cabeza y observó un rascacielos.
La chica tambien alzó la mirada, no logró ver muy bien en qué se fijaba pero sin duda algo había capturado la atención del robot, pues enseguida dirigió su gran arma (una espécie de gusano robótico) hacía el edificio medio derruído. La joven corrió y cruzó otra cuadra y chocó de lleno con una mujer joven y de gran parecido que ella.
-¡Mamá!. -¡Marley! Gracias a dios...vámonos, ¡deprisa!. -¿Dónde está papá?.
Su madre la miró recordando con horror la trágica muerte de su esposo. La niña solo entonces soltó un jadeo de horror y negó.
-¡No! ¡No! ¡Tenemos que buscarle!. -¡Ha muerto Marley! Tenemos que escondernos.
Las dos corrieron. Una alarma en toda la ciudad había comenzado a resonar. Ese sonido, se introdució en el cuerpo de la joven Marley, jamás olvidaría como su pequeño cuerpo se estremeció ante semejante sonido. Su corazón se encogió de pavor, su cerebro dejó de funcionar por un momento oyendo, escuchando, el terrorífico sonido. Marley sabía que era malo, sin embargo su madre sostuvo a su hija de más fuerza que nunca y se la llevó corriendo.
-¡M-Mamá! ¡Me haces daño!.
La ignoró, siguió corriendo, corriendo como nunca lo había hecho. Sintió todo su cuerpo colapsar de dolor debido a la insuficiencia de oxígeno, sin embargo, corrió. Marley era lo primero, no importaba si ella moría. Marley debía sobrevivir. Corrieron por las hinóspitas calles de Chicago central donde encontraron un Convoy. Unos hombres que iban trajeados de negro cargaban a algunos supervivientes rezagados.
