«En algún sitio, se dice, existe un servicio de espionaje digno, secreto y omnisciente. Lo único malo es que está en el cielo.» John Le Carré.
«La CIA carga con demasiados secretos como para comportarse de manera decente». Anónimo.
Bukowski no ha salido del edificio hospital desde el ataque. Se mueve de la unidad de terapia intensiva sólo para contestar el móvil, y luego regresa, observando la camilla de Sawyer desde atrás del ojo de buey de la puerta, o dándole largas pitadas a un cigarrillo en la sala de espera. Ya hablé con OPDIR dos veces; en Central la histeria es general. Las órdenes de arriba son de lo más obvias, procedimientos lógicos en estos casos; cualquier jefe de equipo competente podría darlas. «Es dudoso que estos ataques sean hechos aislados. Estén alerta frente a cualquier signo de rebelión, no confíen en nadie; tienen permiso para portar las armas de manera discreta» y «Necesito que investiguen cualquier contacto con el mundo exterior que tenga ese Mohamed Al-como se llame. Si ve tele, lee periódicos, si recibe cartas de su hermanita. Todo.» El mundo parece girar sobre mi cabeza. Por suerte Poe está igual o más asustado que yo, por lo que está más que dispuesto a abandonar su individualismo y colaborar con el equipo. O lo que queda de él.
Fuentes pasa momentáneamente a segundo plano. Ya le daré luego las malas noticias.
Los carceleros y psiquiatras están conscientes de la gravedad del asunto. Con dos suicidios dudosos y un ataque de un prisionero a un oficial de inteligencia, saben que la ira del Pentágono o la CIA puede caer sobre sus cabezas. Cuando Bukowski finalmente sale de su estupor, me solicita llevar él mismo las averiguaciones sobre Al-Zulani.
Al mediodía, mientras recién comenzamos a armar el puzzle del asunto Al-Zulani, recibimos otra noticia bomba: dado que el prisionero no daba señales de vida para ir a comer, los carceleros lo fueron a buscar a su celda. Lo encontraron colgando de la ventana, ahorcado con una toalla.
- ¡Poe! ¿Dónde se supone que estabas?
- ¿Que pasó?
- Necesito que estés presente durante la autopsia de Al-Zulani. Estate muy atento si ves cualquier signo de violencia en el cuerpo. No me creo ni un pelo la versión de los carceleros. Bukowski, odio pedirte esto, pero necesito que abandones tu guardia en el edificio hospital y te contactes con Central. Yo cubro tu puesto; no podemos dejar a Sawyer solo en medio de este nido de buitres. Jessup y Hillaker están dementes. ¿Sabes que ahora pretenden obstruirnos? ¿Después de esto?
- ¿Qué hago si no me dejan entrar a la sala de autopsias?- protesta Poe.
- Te recomendaría que entraras aunque fuese discutiendo. No pueden negarnos el acceso. Trabajamos para el mismo gobierno.
- Sí, pero ya sabes cómo tratan aquí a los de afuera.
- Por Dios, son ellos los que están en falta, no nosotros. Amenázalos si quieres. Hazles pensar que les podría pasar si damos un informe desfavorable cuando salgamos de esta prisión.
Bukowski interviene.
- ¿Y qué necesitan de mí?
- Novedades. Necesito que te contactes con Central y averigües lo que sepan del tiroteo de Los Ángeles, del accidente del Silenthawk, la situación en Yakarta...Muchachos, siento que estos eventos están conectados de alguna manera. Son demasiadas «casualidades» juntas.
- ¿Te has entrevistado de nuevo con Fuentes?
- No todavía.
- Yo podría hablar con él.
- Me gustaría que lo dejes para mí. Se va a sentir traicionado si otro que no sea yo le da la noticia de la muerte de Al-Hibakuk.
- De acuerdo. Pero no te olvides de darme novedades del cabrón de Sawyer- dice la palabra «cabrón» con un tono de voz contradictoriamente cariñoso.
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SAUCAV
RandomEl líder de un equipo de interrogadores de la CIA descubrirá que las mentiras y las traiciones no sólo existen en el bando contrario...