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Jericó se movía nervioso de allá para acá mientras miraba como Astrid era introducida en la hipnosis por Alpha y por la bruja.

Durante meses intentó lo del té y la meditación pero cada vómito era un infierno para ella por lo que optó la hipnosis al final. Él estaba asustado pero Astrid estaba confiada, intentó persuadirla pero ella es terca y solo terminó poniéndose más a favor de la idea de la hipnosis alegando que él era el único ser en quién confiaba, que él era su cura y ante la mirada de amor y confianza el primate no pudo hacer nada.

– Listo.– Dijo iraní mientras dejaba a Astrid inconciente y miró a Jerico.– Ahora necesito que sujetes su mano izquierda y cierres los ojos concentrándote en el cuerpo de tu mujer, el resto nos encargamos nosotras.

–¿ Que debo hacer cuando esté en su mente?– Preguntó preocupado.

– Busca el recuerdo más antiguo que le cause dolor y consuela su corazón.

– Está bien.– Dijo nervioso.

– Hey.– dijo Alpha acercándose a él.– Lo harás bien, solo mantente tranquilo ¿ Si?

Jericó asintió mientras tomaba la mano de Astrid para luego besarla. Aspiro su aroma y luego cerró los ojos concentrándose en la fragancia de su dulce compañera y la calidez que siempre hacia que su corazón se derritiera.

Entonces escuchó algunas palabras raras y en su mente apareció un neblina abundante para luego disiparte y poder visar un pasillo con una serie de puertas de todos colores.

–Okey... Esto no será fácil pero allá voy mí Astrid.

El macho comenzó a caminar abriendo una que otra puertas. Las primeras que abrió mostraron los recuerdos más recientes como de hace una hora o días por lo que entendió que debía alejarse un poco más. Caminó varios minutos hasta abrir una puerta en color azul casi negro, no era la primera puerta en color oscuto que abría en realidad descubrió que esas puertas tenían los recuerdos más dolorosos o tristes por lo que debía buscar la primera puerta oscura.

Al abrirla descubrió una habitación celeste pero bastante femenina. Otra puerta en el otro extremo se abría y una Astrid adolescente y completamente llena de harina y huevos podridos entraba llorando.
–¡Astrid espera!– Dijo la tía Dali.

–Tia solo quiero estar sola, no quiero hablar nadie... Por favor.– Rogó en un susurro la chica y la mujer mayor asintió resignada y con toda fuerza de voluntad abandonó la habitación.
Astrid caminó hacia otra puerta y Jericó no aguanto más y entró para seguirle. Ella entró en el baño y comenzo a ducharte pero mientras veía como la mugre se iba sus lágrimas también se iba confundidas con el agua.

–¿ Por qué nadie me quiere? ¿Por qué si no me quieren no me dejan en paz? ¿ Que hice yo de malo?

Existir...

Jericó lo escucho, escuchó esa palabra y supo que un pensamiento de ella. Astrid gimió lastimera antes de levantarse e ir a buscar algo en el gabinete del mueble de las toallas. Jericó se sorprendió cuando vió que sacó un cuchillo, había notado que Astrid tenía ciertas líneas raras en su piel y ahora sabía la razón.

– Ojalá pueda irme con mis padres.– Suspiró ella mientras acercaba el cuchillo a su muñeca.

Jericó no aguanto más y tomó el cuchillo deteniendo el contacto del filo con la piel de la adolescente. Se sorprendió que pueda tocar objetos pero aún más que ella lo mire.

– No lo hagas Astrid.

–¿ Por que no? Al final mí vida vale una mierda, ya no tiene sentido estar robándole aire al mundo.

– Si vales, y mucho, tu vida es importante.– Dijo él agachándose frente a ella mirándola con ternura mientras tocaba el cabello húmedo de ella y le quitaba las cáscaras de huevos.

–¿ Para quien?– Preguntó con voz rota.

– Para mí. Para una enojada y maltratada alma que está en cautiverio, sufriendo por TU soledad y la falta de TU cariño. Esa alma está enojada, triste, sola y abandonada, a merced de la crueldad humana. Está esperando por ti, por el día en que aparezcas en su vida para darle sentido.

–¿ Y pasará?– pregunta entre sollozos.

–Pasará, porque cada momento contigo es el glorioso cielo. Una sonrisa tuya es el paraíso y cuando me abrazas, cuando tu hermoso cuerpo se pega al mío, es cuando siento que estoy en mí hogar, en mí casa. Cuando me dices "Jer", "bebé o "cariño" siento que me están tratando como un jodido rey del mundo, porque tú eres una reina que me ha elegido para reinar a tu lado. Cuando me besas, es como si todo lo malo nunca existió, solo existimos nosotros en el paraíso.

–¿ Este dolor acabará?–Pregunta ella sujetando su pecho.

– Lo hará, si peleas contra él. Si decides que quieres ser feliz de verdad y así lograrlo.

Ella lo miró y luego al cuchillo. Finalmente se levantó y abrió el ventiluz del baño para tirar el cuchillo por ahí y luego sentarse bajo el agua sujetando sus piernas.

–Tengo miedo...– Susurró ella. Y Jericó la abrazó.

– No tengas miedo, eres más fuerte de lo que crees y además no estás sola en el mundo.

– Lo estoy... Le digo a todos que mis padres murieron pero sé que no es así.–Dijo Astrid sorprendiendo a Jericó.– Ellos me abandonaron, ellos simplemente decidieron que no valía la pena para quedarse a mí lado. Mí padre le fue infiel a mí madre y aún sabiendo lo del embarazo él se marchó con su amante y mí madre... Ella se entregó a las drogas hasta morir en un incendio causado por estar drogada.

– Oh cariño.– Gruñó Jericó abrazándola más fuerte, tratando de protegerla de todo y de todos.

–¿ Por que no me quisieron, Jer? ¿Por qué no vieron que los necesitaba? ¡ Solo tenía 7 años! ¿ Cómo iba a saber que yo no era bienvenida en esta mundo?

– No digas eso. Eres esencial.

–¿Para quien?– preguntó entre sollozos.

– Eres el núcleo de mí mundo, Astrid.

Ella lo miró por un segundo antes de echarse a llorar en su pecho. Jericó la dejo hacer mientras la limpiaba, al final ella se quedó dormida y él la levantó para secarla y ponerle la bata dejándola en su cama.

–No te rindas Astrid, yo te necesito.– le susurró en el oído para darle un beso en la mejilla antes de marcharse no sin darle una última mirada.

Ahora sabía a dónde ir, cual era el primer recuerdo horrible que destrozaría la  vida de Astrid.

Astrid: Belleza Divina (Nuevas Especies)0.4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora