Los visitantes

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Eran las 8:26 de la mañana, salir a correr por las instalaciones del búnker ya se había convertido en rutina, me gustaba ir solo y escuchando las canciones con las que me crié, temas de los Rolling Stones, Michael Jackson, Jimi Hendrix, ACDC, y una larga lista de canciones me acompañaban en mis carreras matutinas.
Chloe me acompañaba algunas veces, compartíamos nuestras listas de reproducción y nos intercambiabamos canciones de vez en cuando. Nos encantaba salir por las instalaciones a hacer deporte juntos, era mi única amiga en ese sitio y me sentía muy a gusto con ella, sentía que por fin podía contar con la ayuda de alguien que me entendía y me escuchaba.

Cuando ya habíamos llegado a la zona central del búnker, vimos una multitud cabreada alzándose a gritos de "No nos moverán de aquí". Por lo que pude entender, estaban cabreados porque los generales del búnker habían dado un comunicado informándonos sobre nuestro translado hacia otro estado del país. Por parte entendía a la multitud, en ese búnker estábamos cerca de nuestros hogares y nuestras gentes a las que dejamos atrás.
El general mayor alzó la voz y dijo que en la ciudad ya no quedaba nada, las casas habían sido devastadas por los bombarderos dando igual lo que hubiese dentro de ellas, pues todas las personas habían sido evacuadas anteriormente y no debería de haber quedado nadie fuera, las calles estaban infestadas de "demonios" y los accesos a los pueblos estaban todos bloqueados. La gente empezó a entrar en pánico al enterarse de que todo aquello que dejaron atrás, ahora no era más que montañas de cenizas.

A la mañana siguiente, llegaron unos helicópteros enormes, y mientras, nos dieron la orden de recoger nuestras habitaciones y colocarnos en el pabellón central ordenados por familias, nos iban dando indicaciones de por dónde debíamos pasar y qué hacer en caso de un accidente. Detrás de mi familia iba la familia de Chloe, me sentía tranquilo al saber que estábamos cerca.
Cuando ya estábamos listos para empezar a salir del búnker y subirnos a nuestro transporte, un grupo de unos 5 individuos con ropas sucias y rasgadas empiezan a entrar por la puerta principal. Un grupo de militares les ordenaron que se tumbaran en el suelo mientras que les apuntaban con sus fusiles. Los extraños visitantes también iban armados, pero a diferencia de los militares, estaban calmados y tenían sus armas bajadas.
Al parecer eran supervivientes del exterior, tenían armas caseras hechas con chatarra como cuchillos y armas militares como rifles. Los habían encerrado en una sala para hacerles un interrogatorio y conocer más de donde habían salido y como habían sobrevivido a los bombardeos.

Mientras tanto, nos mandaron a volver a nuestras antiguas habitaciones, pues con el inconveniente de los visitantes, habíamos perdido mucho tiempo y fuera había empezado a llover y los helicópteros no podían exponerse al riesgo de volar en esas condiciones.

Aquellas luces del océano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora