7| Tropiezos

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C A P Í T U L O VII
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Comienzo a jugar con la esquina de mi libreta, busco una hoja en blanco para poder escribir lo que el profesor escribe en el pizarrón. Tomo mi pluma y comienzo a escribir la fecha en la esquina derecha.

Septiembre 13, 2019

Termino de escribirla y la observo unos segundos... tres años desde aquel día.

Solo espero que no sea un día igual de horrible que hace años.

Algunos toques en la puerta del salón de clases hace que mis pensamientos se espanten, el profesor se acelera a abrirla y solamente alcanzo a ver cómo una mujer de mediana edad susurra algo en su oído.

—Lombardi, el señor Kale, jefe de intercambios, te solicita en su oficina. —Regresa al pizarrón y continúa con lo suyo.

Intento recordar si pedí alguna cita con él, pero no es así. Nerviosa me pongo de pie tomando mis pertenencias, salgo del aula y en menos de dos minutos llego a su oficina. Un pequeño letrero cuelga de la puerta con su nombre: John Kale, dudo un segundo y finalmente me hago notar temerosa.

—Adelante. —Una voz ronca suena del otro lado de la puerta—. Señorita Lombardi, tome asiento por favor.

—Buenos días.

—Liliana, estuve revisando los créditos escolares que realizó en su antigua universidad, aquí dice... —hace una pausa al momento en que busca algo en su computador, levanta sus lentes que caen por el puente de su nariz ancha y rasca su barbilla— ...que solamente realizó 101 créditos en sus antiguos semestres. —Mi rostro no muestra ninguna emoción pero mi corazón comienza a acelerase—. Usted sabe que para venir de intercambio se necesitan al menos 103 créditos.

—¿Está seguro que solamente tengo 101? —interrogo.

—¿Me está diciendo mentiroso? —levanta una de sus cejas grisáceas.

—No, lo lamento... —me disculpo y continúo—: Pensé que tenía más de 110 créditos... pero de no ser así, ¿por qué vine de intercambio?

—No lo sé, posiblemente alguna de las materias que tomó allá, no es válida aquí. Veamos... —regresa su mirada al computador para seguir buscando por mi expediente académico, se toma algunos minutos que parecen horas y mi cabeza comienza a hacerse ideas bastante negativas— Ya encontré el problema. —Asiento para que continúe—. Traductología fue la materia que tomó allá, la cual no se cuenta aquí.

—¿Cómo que no se cuenta aquí? Es una de las materias más importantes y esa es la que vale más de doce créditos —interrumpo.

—Aquí no es válida. Lo lamento. —Termina por decir y me deja muy confundida.

—¿Lo lamenta? —pregunto—. ¿Qué quiere decir con eso?

—Lo que quiero decir es que... estos dos meses que llevas aquí, puede que no sean válidos y lo más probable es que tengas que regresar a tu ciudad.

No puedo creer lo que estoy escuchando en estos momentos.

—Debe haber algo que pueda hacer para no regresar... —suplico esperando su respuesta—. Puedo llamar a la universidad, quizá fue un error...

—No hay errores en el sistema, Liliana. —Me interrumpe al negar con la cabeza y al acomodarse en el respaldo de su silla—. Hablaré con mis superiores, llegaste con buen promedio y eso está a tu favor, pero no puedo prometer nada. —Asiento con una sonrisa—. Tendré una respuesta para el final del día. Puedes retirarte.

A través de un beso © [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora