ᴄᴀᴘ 35: ʀɪᴠᴀʟɪᴅᴀᴅ

145K 11.5K 20.3K
                                    

Aisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aisa

Su voz llega a mí de manera tan inesperada, que mi corazón se desboca al punto de creer que sufriré un infarto. Me pongo de pie y me giro con tanta rapidez que mis pies se enredan y casi caigo.

Con ojos bien abiertos contemplo al chico frente a mí. Lo miro como si fuera un fantasma o alguna alucinación. Él sonríe y solo parpadeo varias veces.

—No, no soy un espejismo, pequeña idiota.

—As... —Estoy incrédula ante la idea de que esté frente a mí después de tanto tiempo y que haya aparecido así de la nada.

—Sí, pequeña, soy yo.

Tengo ganas de llorar y también de reír, pero mi cerebro no me manda el mensaje correcto de cómo debo actuar y solo lo observo sin que pueda ser capaz de moverme ni un poco. Sabía que tarde o temprano me encontraría de nuevo con él, pero no esperé que fuera tan pronto, ni de esta manera. No estaba preparada para el encuentro, así que me lleva algo de tiempo decidir el cómo reaccionar.

—¿Me has visto tantas veces en sueños que ya no sabes si soy real? —pregunta con un poco de burla. El solo escucharlo hablar hace que me ponga feliz y lo malo es que no lo puedo ocultar.

—¡Oh, por dios, As! —Llevo mis manos a la boca. Lo escucho reír divertido, con ese deje de arrogancia que tanto le caracteriza—. ¡En verdad eres tú! —En un impulso intento abrazarlo, pero lo impide con su brazo entre ambos.

—¿Qué crees que haces, pequeña idiota?

—Tratando de abrazarte —digo con obviedad.

—Sé que estás feliz de verme, pero no puedes abrazarme —dice con una sonrisa de lado y después se cruza de brazos.

—¿Por qué no? —pregunto confusa y con clara decepción.

—Se supone que no debo tocarte. Si tú me abrazas tendré que hacerlo.

—¡As! —Apenas puedo creer que esté usando como argumento algo tan tonto y que además sucedió hace mucho.

—¿Qué? Tú misma pusiste esa norma. Ahora te aguantas y te quedas con las ganas de sentir mi tacto.

—Entonces jódete. —En un segundo me trago toda esa alegría que sentí al verlo. Ahora incluso tengo ganas de golpearlo.

—¡Hey, tampoco me hables así! —Me cruzo de brazos y miro hacia otro lado, entonces me acuerdo de Gretel.

—As, tu hermana está aquí —digo, y su sonrisa se borra al instante.

—¿Cómo sabes que es mi hermana? —pregunta.

—Ella me lo dijo.

—¿Dónde está?

—Por allá. —Apunto hacia los juegos.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora