ᴄᴀᴘ 36: sɪɴ ʀᴀsᴛʀᴏ

127K 11.6K 7.5K
                                    

Aisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aisa

 Retrocedo a la vez que As da un paso hacia mí. Su enardecida mirada me atemoriza al grado de que olvido el motivo por el que vine, ahora lo único que quiero es salir de aquí.

América permanece impelida, con su atención sobre mí, además de sorprendida de que haya golpeado a As. La culpa se refleja en su mirada al verme llorar. ¿¡Y por qué demonios estoy llorando!?

Salto hacia atrás. Doy la vuelta e intento correr, pero apenas doy dos pasos los brazos de As ya están alrededor de mi cintura, me pega a su pecho y me arrastra dentro de la casa a pesar de que me remuevo como gusano entre sus brazos.

—¡Deja de moverte! —ordena.

—¡Déjame en paz! —Me avienta a la cama y se gira a mirar a América, que sigue estática.

—América, ponte tu ropa y vete. Tengo que hablar a solas con tu amiga.

—Pero...

—¿¡No me escuchaste!? ¡Fuera de aquí!

—¡No, América, no te vayas! —Me pongo de pie, pero vuelvo a caer a la cama por un empujón de As.

—¡Tú no te muevas! —Se gira hacia América, que no entiende nada, y no hace más que mirarnos confundida—. ¡Y tú muévete!

Ella corre al baño a cambiarse. As también se viste y da vueltas de un lado a otro como un enfurecido león enjaulado. Tengo que aprovechar la presencia de América, porque si se va, no sé qué va a ser de mí. Cuando sale del baño me mira, inquisitiva. No sabe cómo actuar, y sé que, si la asusto de más, puede ser malo. Así que, fingiendo tranquilidad, me levanto y me pongo a su lado con mi brazo enganchado con el suyo.

—Me iré contigo.

—¡Dije que tú no te vas! —exclama As, que me mira de manera amenazante. Cada segundo que pasa su mal humor incrementa, al igual que mi miedo—. Tú sí. —Toma a América del brazo y la separa de mí con brusquedad.

—¡Aisa dijo que se irá conmigo! —dice tironeándose para evitar que As la saque.

—Tu amiga y yo tenemos asuntos pendientes. —Ella me mira y trata de encontrar en mí la respuesta a cómo debe reaccionar ante tal situación y yo sé que no hay manera de que As me deje ir por las buenas.

—Está bien. —Sonrío—. Tengo que hablar a solas con él. Después te alcanzo.

—¿Segura?

—Sí, ve tranquila.

En contra de su voluntad, As la saca de la casa, cierra la puerta en su cara, le pone llave y se gira hacia mí. Recorre la habitación mientras hace ejercicios de respiración. Mi corazón late con demasiada fuerza, me estoy adelantando a los hechos y ya me duele el cuerpo solo de imaginarme lo que me hará. Camina hacia la cama y saca su cuchillo de debajo de la almohada para después sonreírme con malicia.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora