Tras un largo recorrido, llegamos por fin al ala en donde se encontraba la oficina de procesos administrativos.
—Bueno, nos vemos pronto.
Colocó su mano en mi espalda animándome a entrar para luego caminar por la misma dirección por la que habíamos venido.
—Gracias.
Había sido amable y al parecer eso aquí era un privilegio, me acomodé la falda algo nerviosa y toqué la puerta con cuidado.
—Adelante– respondió una voz bastante gruesa.
Giré el pomo de la puerta y un olor a café recién hecho me recibió.
—Buenos días, soy...– Andra Daecher– me interrumpió, mientras buscaba unos papeles.
—Este es tu horario, la combinación de tu casillero si lo deseas usar y tu tarjeta de alimentos– dijo sin hacer contacto visual.
Al parecer socializar no era algo a lo que estuviera acostumbrado, su gesto era bastante serio y a pesar de su impecable traje no parecía estar cómodo en lo absoluto.
—Usted debe ser el director Hillman, mucho gusto– extendí mi mano en forma de saludo y cuando parecía haber sido ignorada levantó su rostro y la estrechó, pude ver sus grandes ojos azules, bastante cansados y sin brillo.
Me miró con una pizca de recelo.
—Yo... Acabo de mudarme.
—Lo sabía– soltó una risa mientras parecía estar analizando algo– tenga buen día, señorita Daecher.
Me despedí rápidamente y salí de allí, no parecía ser desagradable, hasta me hubiera sentado a tomar una taza de té con él, nada mal para ser el encargado del infierno.
Historia.
Traté de seguir el pequeño croquis de la escuela, que se me había otorgado para no perderme, aunque por los minutos perdidos, no fue de gran ayuda.
Cuando parecía ser un caso perdido pude ver el salón de clase justo en mis narices.
Tenía un debate interno sobre entrar o no, di un par de vueltas sobre mi propio eje pensando en maneras de disculparme por ser tan mala con las direcciones.
—Seguirás dando vueltas o entrarás de una vez por todas.
—¿Perdón?– dije antes de ver el rostro desgraciadamente familiar.
¿Otra vez él? Si así encontrara famosos todos los días
—Eso es justo lo que tienes que decir al entrar, tranquila me tomaré la molestia de hacerlo yo y salvarte el trasero– se levantó de las escaleras en las que parecía haber estado bastante rato y me cogió del brazo sutilmente.
—Puedo caminar sola– dije soltándome de su agarre.
—A tus órdenes– abrió la puerta del salón de golpe, dirigiendo todas las miradas hacia nuestra dirección.
Si lo que quería era pasar desapercibida, debía de alejarme de él.
—Señor Giordano, ¿de casualidad vio la hora?– preguntó el profesor bastante sorprendido por nuestra llegada.
—Lo siento Mr. Hendrix– dijo bajando la cabeza– tuve que guiar a nuestra nueva compañera de clase que parecía estar... un poco desubicada, no volverá a pasar–me miró, y aunque parecía mostrar arrepentimiento, en sus ojos se veía el disfrute del momento.
Si hubiera sido una espectadora más, incluso me habría tragado esa escena.
—Siempre tan atento, siéntense por favor acabamos de empezar– dijo el profesor con ánimo repentino.
No hace falta mencionar nuevamente como diversos pares de ojos estaban puestos en nosotros.
—Profesor, ¿no cree que debe presentarse?– sugirió alguien de atrás, Luka alzó las cejas escondiendo una sonrisa.
Agradable sugerencia, si alguien se la hubiera pedido claro.
—Mi nombre es Andra Daecher.
—Bienvenida Andra, podrías contarnos más de ti, un poco más que tu nombres quizás– me animó.
—Uh... Soy de Londres– respondí mientras daba pequeños pasos hacia el primer asiento vacío que vi.
—Wow que interesante vida– soltó alguien provocando la risa de los demás.
—Bien, bien, será mejor que continuemos con la clase.
Me senté rápidamente casi sin mirar a la persona que tenía a mi lado.
—Suelen ser idiotas siempre, pero créeme te acostumbras– susurró la chica que tenía a mi lado.
—No creo acostumbrarme nunca– respondí casi en un susurro.
—Soy Emily, este es mi segundo año aquí, pensé exactamente lo mismo créeme.
Llevaba una trenza de medio lado, y una sonrisa bastante discreta, sus ojos no parecían ser burlones, sino más bien cálidos.
—Andra– dije sin poder evitar soltar un suspiro.
—El secreto está en parecer fuerte al menos los primeros días, el débil siempre pierde.
—¿Seguimos hablando de la escuela verdad?– bromeé.
—Jaula de oro, escuela– dijo centrando su atención en el pizarrón– exactamente lo mismo.
Algo cayó sobre mi mesa, casi en un reflejo lo atrapé y lo escondí de la vista pública, segundos después me arrepentí de simplemente no haberlo dejado caer.
La curiosidad mató al gato, y yo prefería morir sabiendo.
«Andra, Andra tonta te esfuerzas en ser la comidilla, ¿entiendes que todos aquí tienen las miradas puestas en ti?»
Apreté el papel en mis manos haciéndolo casi añicos y lo metí en un bolsillo de mi mochila, ¿todos estaban acostumbrados en meterse en los asuntos ajenos o qué?
Tras una hora, la clase ya había terminado.
Cogí a Luka del brazo, obligándolo a salir de allí.
—¿Tienes vida?– pregunté tratando de contener mi molestia.
—Lo mismo me pregunto, "soy de Londres" ¿en serio?– respondió rodando los ojos.
—¿Esperabas mi biografía completa?, es la escuela no Tinder.
—No niego que es maravilloso hablar contigo, pero adivina qué, tengo clases– dijo antes de desaparecer entre los corredores de la escuela.
Guardé el tonto papel y fui hacia mi casillero para dejar los libros.
Tras poner la combinación, un olor a pintura invadió el espacio, acomodé como pude lo que tenía en mi maleta y cerré con fuerza.
—¿Andra Daecher?– preguntó una pelinegra de gran sonrisa.
—¿Sí?, y tú eres...– dije aún extrañada.
—Stella Kitsch– completó.
—Cómo sabes mi...– me callé derrápente cuando vi a la persona que se colocó a su lado.
—Andra, que gusto verte por aquí– dijo con una alegría inesperada la misma chica que Romy había imitado por su cálida bienvenida, al parecer la honestidad no era su mejor virtud.
—Muchas gracias, me tengo que ir– dije cogiendo el libro de matemáticas y el croquis.
Stella no parecía ser el tipo de chica que es parte del grupo de personas como ella, pero ¿quién sabe?
Al llegar por fin a mi clase, reconocí a Emily y gracias a Dios había un asiento libre a su lado.
Me senté y le dediqué una sonrisa, la cual apenas la correspondió.
—No sabía que eras amiga de Mikeyla y Stella– dijo un tanto extrañada.
—Ni siquiera las conozco– respondí casi riendo por tal tontería.
Casi soltó el aire que había estado conteniendo.
—En ese caso es mejor que no lo hagas.
—¿A qué te refieres?– dije esta vez un poco más seria.
—Me refiero a que si quieres disfrutar de tu estadía aquí, el relacionarte con ellas no es la mejor opción– tras un suspiro continuó– Stella Kitsch, la presidenta del consejo escolar, buenas calificaciones y conocida por casi toda la escuela, ha sido la novia de Luka desde séptimo grado, pero el año pasado lo dejaron.
—Espera qué– dije más fuerte de lo que hubiera deseado.
Con suerte el profesor aún no llegaba.
—¿Te sorprende que la chica de ensueños esté con Luka?
—En realidad es predecible, pero viéndolo de otra forma pensé que era... Ya sabes solo fiesta y chicas, el típico idiota– dije tratando de unir cabos en mi cabeza.
—Asegúrate de no decir eso en voz alta, la familia Giordano es muy respetada aquí– dijo tocando su cabello con nerviosismo.
—Como sea.
—Pero respondiendo a tu pregunta, en realidad Luka también tiene buen nivel, deportes o académicamente, aun así se dice que ambos se engañaban.
—¿Y eso lo sabe porque...?– pregunté un tanto intrigada.
—Porque aquí todos te observan Andra, pero si te soy sincera Stella no es tan peligrosa como Mikeyla, trata de tenerla lo más lejos posible, una llamada y puede destruirte, hacerte la vida imposible.
"Vida imposible" ¿Qué es lo peor que podía hacerme? Romperme una uña o robar mis tareas.
—Agradezco las advertencias, pero, créeme cuando te digo que todos los posibles escenarios negativos ya los pasé– dije analizando un poco de mi vida los últimos años.
No quería problemas, tenía demasiado drama en mi vida como para sumarle uno más, había lidiado con gente de su tipo y aunque apreciaba la preocupación, no me importaba quiénes eran.
—Solo son idiotas con dinero.
—Cállate o meterán tu cabeza en un inodoro– dije simulando estar preocupada.
Las dos estallamos en carcajadas y justo cuando queríamos seguir la conversación, la profesora entró.
Tras terminar salimos juntas hacia el comedor, la hora del almuerzo había llegado, si no hubiera coincidido con Emily probablemente habría pasado ese tiempo en el baño leyendo chismes escritos en puertas.
Emily se detuvo cuando Jordan alzó ambas manos para hacernos señas para sentarnos en su mesa, en donde las personas que había conocido hace un par de noches nos miraban muy atentos, y aunque no lo pareciera todos estaban con un ojo en la comida y el otro en lo que pasaba al rededor.
—¿Lo conoces?– dijo discretamente mientras nuestros pies a penas se movían.
—De hecho Jordan es mi hermanastro.
—Oh, no lo sabía, ¿quieres sentarte allí o prefieres ir a otro lugar?– preguntó por mi cara de aparente incomodidad.
No quería ser amiga de sus amigos, y aunque parecían agradables lo planeaba quedarme mucho tiempo.
Antes de poder sugerir otro lugar a donde ir Luka nos quitó la bandeja de manos y las llevó con una facilidad increíble a la mesa.
—Lo siento– susurré.
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¡Hola!, estos días estoy más motivada que nunca así que con suerte habrá más capítulos, si te gustó no olvides dejar tu voto ♡
-anothergirl x
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La Vie en Black
JugendliteraturAunque el hecho de vivir entre lujos y poder parece tentador, para Andra será el cuarto círculo del infierno. Su recientemente padre fallecido, la tutela de su codiciosa madre y el ostentoso colegio al que deberá asistir serán parte de su vida, Y...