Prólogo

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Toda historia tiene un comienzo, algunas se remontan al inicio de sus vidas y otras al hecho que desata todo. El problema de Bethany era que no había sido al inicio de su vida ni se trataba de un solo hecho, ella podía anotar en su cabeza cada uno de los hechos independientes que la habían llevado a aquel momento.

Sentada en la cima de una montaña mirando el cielo estrellado, pensó en todo lo ocurrido, en sus secretos y miedos. Pensó hasta que su cuello comenzó a doler de estar inclinado por lo que dejando salir un suspiro de entre sus finos labios decidió recostarse, rozando su hombro con el de Dylan

-¿Entonces? –Preguntó él rompiendo el silencio que se había formado tras su propuesta

-Entonces...

-¿Aceptas el trato o no?

Ella suspiró, no era un mal trato el que él le había ofrecido. Todo porque ella había confesado nunca haber contado estrellas, de hecho nunca había visto tantas como en aquel sitio. No debían ser muchas, tal vez ochenta, aun así eran mucho más de las que alguna vez había visto

-¿Contar estrellas y secretos?- preguntó como si necesitara asegurarse si de eso se trataba

-Así es, hasta que no queden más estrellas en el cielo. – Afirmó

-¿y si nos perdemos?

-Entonces nos quedamos contando secretos.

-Eso no es justo- Se quejó girando la cabeza para fruncirle el ceño, el solo se limitó a sonreír

-La vida no es justa, procura no perderte.

-tu tampoco.












N.A: Hacer prólogos no es mi fuerte así que denle una oportunidad a los primero capítulos

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