Capítulo 7

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<<Mierda... mierda... ¿Ahora qué hago?>>

El chico sigue sollozando en mi pecho, aunque ahora el llanto es mucho más leve. Por lo que puedo sentir en la toalla que presiono sobre su entrada, la sangre ha dejado de fluir... ahora debería aplicar el ungüento que me dio el doctor además de las medicinas. Ahora que su cuerpo está tan cerca del mío puedo notar su calor corporal debido a la fiebre. 

Acaricio una última vez su cabello para separarlo de mí muy lentamente. Es cuando se da cuanta de que me muevo que el pánico vuelve a reflejarse en su mirada.

- No, no, tranquilo por favor. 

Pero es inútil, vuelve a retorcerse, parece que el pobre ha llegado al límite de lo que soportaría mi contacto. Lo suelto, y lo dejo sobre la cama, de todas formas, y por lo que he podido comprobar antes, está demasiado débil para huir. Se retrae sobre sí mismo de nuevo y vuelve a adoptar la mirada feroz con la que lo conocí además de una clara postura de defensa. 

- Espera por favor, ahora tengo que darte medicina - digo acercándome al bote que hay sobre uno de los muebles. 

Empiezo a temer por mí mismo, esto va directamente aplicado en la herida... No creo que colabore demasiado... Antes al ver la sangre he tenido que aplicar fuerza física, quizás le haya hecho daño en las muñecas. 

Pierdo toda la confianza que podría haber ganado en los minutos de necesidad, esto es demasiado vergonzoso ... Le he quitado los pantalones ... No he llegado a ver mucho, pero ahora no me va a quedar de otra.

<< Idea que no me apena en absoluto>>

- Bueno chico ahora tenemos que ponerte est... ¡Ahhg! -  y tropiezo con una de las alfombras del suelo de mi tienda en el momento indicado como siempre.

Caigo de cara al suelo, aunque con los brazos he mantenido en alto las medicinas. Levanto la cara un poco magullada, y noto que la herida de mi abdomen me reclama; pero ha merecido la pena. El chico que observaba todos mis movimientos se estaba riendo de mí, por mucho que intentara ocultarlo. 

Hago contacto con su mirada esperanzado, y comparto con sus ojos todas mis buenas intenciones antes de que se volviera a cerrar en banda, y sus ojos adquirieran de nuevo esa ya sabida ferocidad. 

Me incorporo resignado e intento asimilar el cómo aplicarle la medicina.

- Vamos chico tengo que aplicarte esto en la herid... ¡ Auch! - toco mi cabeza, me ha tirado algo a la misma cuando he empezado a acercarme, no con mucha fuerza pues aún está débil, pero con una excelente puntería, ha hecho diana.

- Ehhh... ¿a qué ha venido eso? 

Giro mi cabeza para enfocar el objeto que me había arrojado. Mi boca se abre un poco. Me ha tirado mi propio zapato a la cara.

- Me has tirado un zapat... ¡Ay!- y el zapato que faltaba colisiona esta vez en toda mi cara.

Me paso toda la carga a una mano y sobo mi nariz cuando visualizo que se dispone a arrojarme de nuevo otro objeto, para mi mala suerte un florero, con flores y todo.

Aunque esta vez lo esquivo y el jarrón, con agua y flores incluidas se estrella contra las alfombras de la tienda.

Es ante mi cara de asombro que el jovencito se disponía a volver a alcanzar lo más cercano que pudiera lanzarme.

- ¡Bueno, ya está bien!- elevo y endurezco un poco el tono de voz, cosa que nota el muchacho pues frena en seco su avance, a la vez que yo acelero el mío en su dirección.

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