Capítulo 4

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Lea...

Al día siguiente Kylie y yo nos levantamos muy temprano para ir al gimnasio, ya que Kylie tenía que estar en forma para su desfile

Theo llamó para decirme la hora y lugar donde se llevaría acabo la reunión

Creí tener suficiente tiempo para hacer otros pendientes pero me metí tanto en ellos que cuando vi el reloj me quedaba poco más de una hora

Rápidamente me duche y arreglé, comencé a buscar las llaves del auto pero no aparecían por ningún lado, no podía perder más tiempo, tendría que irme en taxi, salí del departamento en busca de uno, por fortuna no me costo mucho encontrarlo

A unas cuantas cuadras del punto de reunión había ocurrido un accidente automovilístico, nada grave pero el tránsito se detuvo, no creí que tardara tanto, pero ya llevaba media hora de retraso

Mi celular comenzó a sonar

—Llevas más de media hora de retraso, ¿dónde diablos estás? — Theo sonaba molesto

–El tráfico de esta cuidad es toda una locura — intente bromear un poco

—¡Carajo Lea!, te cité con una hora de anticipación, ¿y ni así puedes llegar a tiempo?, el retraso está siendo parte de tu vida últimamente, ¿no crees?

—Ya estoy llegando no te preocupes — trate de defenderme

—¿Ya estas llegando?

—Bueno — mire a todos los coches frente a nosotros — algo así

—Escucha, no me importa como le hagas, no me interesa lo que tengas que hacer, pero te quiero aquí ya, es una orden — dijo antes de colgar

¿Orden?, ¿quien se cree para darme órdenes?, bueno es mi jefe pero... odio a los jefes

No entiendo cómo es que Crystal no me había demandado en todo este tiempo, perdona Crystal

Mire mi reloj y observaba como el tiempo avanzaba pero los malditos autos no, tenía diez minutos para llegar, suspire de frustración, no tenía opción

—Sabe, aquí me bajo — avise al conductor, de mi billetera saque unos cuantos billetes — tome, quédese con el cambio, que tenga buen día

Al bajarme del taxi comencé a correr, lo cual era un poco difícil ya que los tacones no ayudaban en absoluto

Me faltaba una manzana para poder llegar, volví a ver el reloj y tenía cinco minutos, con todo mi cansancio decidi seguir

Al cruzar la calle, escuché un claxon y un auto había frenado de manera brusca a escasos centímetros de mi

Por instinto decidí golpear el cofre del auto —¡Idiota!, casi me matas, ¿estás ciego o qué?

La puerta del auto se abrió, de la cual salió un hombre alto, portando un traje de manera muy elegante y con gafas de sol — ¿Acaso no viste el semáforo?, la imprudencia fue tuya, casi te atropelló — se quitó las gafas

No puede ser, no creía lo que mis ojos veían — Tú eres él tipo al que bese ayer ¿verdad?

Me miro con sorpresa —Él mismo, vaya, después de un todo, mi día no va tan mal

—No lo puedo creer — solo de recordar me dio tanta pena — por favor discúlpame

—No, pero por que, primero me besas y ahora esta forma tan inusual de reencontrarnos, pero que maravilla — río pero enseguida se puso serio — ¿mucha coincidencia no crees?

Entre Sus Brazos (ESM2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora