Entre Sus Brazos (ESM2) ©

Capítulo 1

Nota.
No leer esta historia sin antes haber leído EN SUS MANOS, la cual puedes encontrar en mi perfil ❤️

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Lea

Llegue al casino, había tantas personas ahi, lo comencé a buscar, me fue difícil encontrarlo pero al final lo hice

—Me sorprendió tu llamada, no sabia que estuvieras aquí

—No crei que vinieras — me ofreció una copa de vino

—Dijiste que me necesitabas

—Eres la única que me puede ayudar

— Que necesitas

—¿Haz escuchado hablar de la familia Diamanti?

—¿Los griegos? — asintió — por supuesto, son dueños de un gran imperio hotelero

—Exactamente — le dio un trago a su bebida

—¿Qué pasa con ellos?

—He estado tratando de venderles uno de mis hoteles pero no han querido escuchar mi oferta

—¿Vas a vender? ¿por qué?

—Es un proyecto que me está trayendo demasiados problemas y llegué a la conclusión de que es mejor vender

—Si ellos no quieren escucharte existen muchos más hoteleros a quien puedes vender

—Ellos son los únicos que pueden continuar con el proyecto

—¿Qué es lo que quieres de mi?

—Que seas tú quien haga el trato

—¿Qué? — reí — no estás hablando en serio ¿verdad?

—En absoluto — dijo con seriedad

—¿Acaso estás loco?, eso es imposible, sabes perfectamente que los ellos no negocean con mujeres, además ¿por qué yo?, hay muchas otras mujeres empresarias que son increibles, precisamente aquí hay una amiga mia que es una increíble negociante, puedo darte el número y...

—Tú no eres cualquier mujer, necesito que seas tú, eres la única que puede hacer que esto suceda

No podía negarme, él siempre me ha ayudado cuando lo he necesitado — Está bien, lo hare... pero no prometo nada, ¿de acuerdo?

—Lo entendere, muchas gracias, es agradable contar con amigas como tú

—No tienes nada que agradecer, tú me ayudaste en cuanto llegue aquí

—Por cierto, ¿cómo vas con eso?

—Mejor de lo que esperaba, siento que aún me afecta pero ya no tanto como al principio

—No sabes cuan sorprendido estoy al verte ahora, en este tiempo te has recuperado increíblemente

—Me ayudaste mucho de verdad

—Somos amigos, es lo menos que podía hacer

—Te voy a estar agradecida de por vida

—Vamos, tampoco es para tanto

—¿Has estado apostando?

—No

En eso llegó personal del lugar — Señor Marchand, aquí están todas sus fichas, puede pasar a cobrar su dinero