Capítulo 30: (final)

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Desperté en un ataúd. No se como acabé ahí ya que lo último que recuerdo es el Infierno. Dí un fuerte golpe al ataúd para que se abríera y así lo hizo, permitiendo que algo de tierra me manchará la cara. No pude evitar cerrar los ojos a causa de la claridad. Cuando estos se acostumbrarón a la luz me fijé en que otro ataúd se encontraba al lado, la curiosidad me estaba matando y abrí el segundo ataúd.

Allí se encontraba Dean, el cual se encontraba tosiendo y, al verme sonrió.

Dean: ¿cómo?

_____: no lo sé

Empezamos a investigar el lugar, pero no había señales de vida ni de donde nos encontrábamos. Caminamos por una media hora hasta que llegamos a una pequeña gasolinera en la que, no dudamos en entrar.

Dean: nada...

_____: ¡Dean, mira! -dije señalando por la ventana-

Dean: ¿crees que funcionará?

Pero para esos instantes ya me encontraba dirigiéndome a ese deteriorado coche rojo que, al parecer llevaba mucho tiempo allí. No sé como, pero Dean arrancó el coche y aunque tardamos algo de tiempo en orientarnos, emprendimos el viaje de vuelta a casa.

Dean aparcó el coche frente a mi casa, que seguía igual. Dean y yo bajamos del coche y llamámos a la puerta, con la esperanza de que alguien nos abriéra. Y cuando la puerta comenzó a abrirse noté como mis lágrimas caían por mis mejillas. Un Bobby destrozado y con olor a alcohol nos miró con una sorpresa y alegría que se palpaban a kilómetros. Pero en vez de abrazarnos, nos lanzó agua vendita a la cara y lo entendía, dos personas muy importantes habían ido al infierno y ahora, por arte de mágia estaban de vuelta

Bobby: ¿¡ de verdad !?

Pero en vez de  contestarle nos echamos a sus brazos, estuvimos así por minutos hasta que una voz muy familiar para mí nos interrumpió.

Mi hermano: ¿Bobby, quién es?

Y corrí hacía el interior de mi casa dejando a todos los presentes y abracé mi hermano, el cual empezó a llorar de felicidad. Los demas no sabían si era realidad o simplemente era un espejismo. Cuando me separé de él, dirijí mi mirada a todos los demás que lloraban de emoción al vernos a Dean y a mí de vuelta. Pero su mirada, era la que más me dolió. Sam . Me dirijí a él y le abracé, y fué cuando me dí cuenta de que una de las razones por la cual no me rendí fué él. Cuando nos separamos de ese abrazo lo único que hicé fue besarle.

______: ¿cuánto tiempo estuvimos allí?

Se olló un leve vatir de alas.

Cas: 4 meses...

Dean: ¿fuiste tú quién nos sacó de allí?

Cas: sí

Dean: bueno, ¿esto hay que celebrarlo, no? -dijo mientras se frotaba las manos-

______: ¡nos lo merecemos! -dije mientras ponía mi brazo alrededor de su cuello-


Un amor sobrenatural ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora