Capítulo 8 LA MANERA EN QUE LOS ELEMENTOS SE HALLAN EN LOS Cielos.

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Es opinión de los platónicos que, así como en el mundo

arquetípico todas las cosas se halla en todos, lo mismo ocurre con

el mundo corporal, con la diferencia de que ellas se hallan de

diferentes maneras, a saber, según la naturaleza de los sujetos que

reciben las influencias o impresiones. Así los Elementos están no

sólo en todas las cosas de aquí abajo, sino también en los Cielos,

en las Estrgllas, en los Espíritus, en los Angeles, y en el Dios

mismo, que es el creador y el autor de todas las cosas. Mas los

Elementos se encuentran, en este mundo inferior, como formas

groseras y elementos materiales, inmensos. Los Elementos se

hallan natura-les en los Cielos, y en toda su fuerza, a saber, de una

manera celeste y más excelente como no se encuentran en todo lo

que existe debajo de la luna: pues todo se halla en su pureza

perfecta; la solidez de la tierra, sin la cual nada hay de grosero ni de material, la ductilidad del aire,

sin espesor ni división alguna, el calor del fuego, sin ardor, que no

hace sino relucir y vivificar. Entre las Estrellas, Marte y el Sol

tienen el fuego; y las que habitan en el octavo cielo tienen la

tierra; lo mismo que la Luna (que muchos juzgan compuesta de

agua) a causa de que extrae las aguas, del cielo y de la tierra, que

nos comunica al estar imbuida por su proximidad.

Entre las Constelaciones existen también aquellas en las que

domina el fuego, en unas el aire, en otras la tierra y en otras el

agua; y son los Elementos los que gobiernan los cielos,

distribuyéndoles a todos sus cuatro cualidades, siguiendo sus tres

diferentes órdenes y el principio, el me-dio y el fin de cada

Elemento. Así Aries toma su principio del fuego; Leo, su progreso

y su acrecentamiento; y Sagitario su fin. Tauro extrae su principio

de la tierra; Virgo su progreso, y Capricornio su fin. Géminis

extrae su principio del -aire; Libra, el progreso; y Acuario, su fin.

Cáncer toma su principio del agua; Escorpio, el progreso; y Piscis,

el fin.

Los Elementos forman, pues, y componen por su mezcla

todos los cuerpos con los planetas y los signos. Lo mismo ocurre

con los Espíritus; de manera que unos se parecen al fuego, otros a

la tierra, otros al aire y otros al agua. He aquí por qué se dice

también que los cuatro ríos de los infiernos tienen, a saber,

Flegeton, fuego; Cocito, aire; Estigia, agua; y Aqueronte, tierra.

Incluso se ve en las Escrituras el fuego que sufren los

condenados, y el fuego eterno al que son condenados los malditos.

El Apocalipsis hace mención de un estanque de fuego; e Isaías

dice de los condenados: "Dios los golpeará con aire corrompido";

y Job dice: "

Pasarán de aguas de nieve a un calor extremado"; y

expresa incluso que hay "

una tierra de tinieblas y miserias cubierta

por la oscuridad de la muerte".

En fin, los Elementos se hallan asimismo en todo lo que

existe de celeste, en los Angeles, y las inteligencias

bienaventuradas, ya que la solidez de la esencia, y la fuerza de la

tierra allí se encuentran (pues son las sólidas sedes del Señor), así

como la clemencia y el amor, virtudes del agua purificante: he

aquí por qué el Salmista las llama las aguas, cuando dice a Dios al

hablar de los cielos: "Tú que gobiernas las aguas que están por

encima de ellos". Existe en ellos el aire de un espíritu sutil, y el

amor del fuego, que reluce; es por ello que las santas Escrituras

las denominan las alas de los vientos, y el Salmista, al hacer otra

mención de ellas, dice: "Tú que haces de los espíritus, tus ángeles,

y del fuego ardiente, tus ministros".

En los órdenes angélicos también están los que corresponden

al fuego, que son los Serafines, las Virtudes y las Potencias; los

Querubines, de la tierra; los Tronos y los Arcángeles, del agua; las

Dominaciones y los Principados, del aire. ¿No se halla algo tan

tocante relativo al autor del mundo, que la tierra se abra y

engendre al Salvador, y no se le llama en la misma santa

Escritura, fuente de agua viva, purificante y regenerante, y soplo

de vida? ¿Moisés y Paulo no dicen que es un fuego devorador? Nadie puede, por tanto, discrepar en cuanto a que los

Elementos se hallan por doquier, y en todas las cosas de maneras

diferentes; primera-mente en todas las cosas que contiene este

mundo inferior, pero son impuros y groseros; en las cosas

celestes son más puros y netos, y vivos en lo que está por encima

de los cielos, perfectos, bienaventurados y acabados de todas

maneras., Los Elementos son, pues, en el arquetipo, las ideas de

todo lo que se produce; en las inteligencias, las potencias; en los

cielos, las virtudes; y en todo lo que existe aquí abajo, las formas

groseras e imperfectas.

LA MAGIA N A T U R A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora