Capítulo 12 COMO INFLUYEN LAS VIRTUDES DE UNA MISMA ESPECIE.

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La figura y la situación de los cuerpos celestes y de las

estrellas acuerda a muchos individuos las Virtudes Singulares tan

maravillosas respecto de las especies; pues tau pronto cualquier

individuo que se sabe comienza a existir bajo un horóscopo fijo, o

bajo alguna constelación celeste, contrae desde ese momento

cierta virtud particular admirable de actuar, y de sufrir o de

recibir, además de la relativa a su situación y especie, tanto por la

influencia de los cuerpos celestes como por la correspondencia, la

sumisión y la obediencia de la materia de las cosas que se

producen y se engendran en el alma del mundo, que tiene la

misma relación que la obediencia de nuestros cuerpos para con

nuestras almas, pues sentimos en nosotros lo que cada forma nos

hace concebir. Nuestros cuerpos se mueven por las cosas

deleitables, uniéndose a ellas o huyendo de ellas; lo mismo ocurre

a menudo con las almas celestes cuando conciben diferentes ideas;

entonces la materia se mueve por relación con ellas.

De manera que en la naturaleza hay muchas cosas que

parecen ser prodigios de la imaginación de los movimientos

superiores; esto hace que no sólo las cosas naturales sino también

muy a menudo las artificiales reciban diferentes virtudes, y sobre

todo cuando el alma del cuerpo que opera se apega a aquello que

la influencia, y esto es lo que ha hecho decir a Avicena que todo

lo que se hace aquí se halla antes en los movimientos y en las

ideas de las estrellas y los globos. Así se producen y se crean

diferentes efectos en todas las cosas, e inclinaciones y costumbres

diferentes, no sólo por las diferentes disposiciones de la materia

sino también por las diversas influencias que ellas reciben y sus

diferentes formas, no por la diferencia específica sino por la

diferencia propia y particular. Y es Dios mismo, quien es la causa

primera de todas las cosas, quien distribuye de manera diferente

estos grados, que, permaneciendo siempre el mismo, los comunica

y los reparte como le place; y las segundas causas angélicas y

celestes cooperan con él, disponiendo la materia corporal y las

otras cosas que les son encomendadas. Una vez hecho esto, Dios

comunica todas las virtudes por el alma del mundo, por la

potencia particular de las ideas o las imágenes y las inteligencias

que presiden, y el concurso de los rayos y los aspectos de las

estrellas que se crean por medio de un con-cierto armónico y

particular.

LA MAGIA N A T U R A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora