Capítulo 9 COMO LAS VIRTUDES DE LAS COSAS NATURALES NACEN DE LOS ELEMENTOS

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Algunas Virtudes Naturales son puramente elementales,

como las de calentar, enfriar, humedecer, secar, y se llaman las

primeras operaciones o cualidades, que siguen al acto: pues estas

cualidades solas y por sí mis-mas cambian toda la sustancia de

todas las cosas; cualesquiera otras cualidades no podrían hacer

esto. Además, están en las cosas y provienen de los Elementos que

las componen; se extienden más y tienen algo más que sus

primeras cualidades, como las que maduran, las que hacen digerir,

resolver, que ablandan, que endurecen, que son limpiadoras,

corrosivas, abrasivas, aperitivas, evaporativas, confortativas,

emolientes, unitivas, compre,sivas, atractivas, dilatadoras, y

muchas otras. Pues toda cualidad ele-mental debe hacer en la

mixta muchas operaciones que no realiza sola y estas operaciones

se llaman segundas cualidades, porque siguen la naturaleza y la

proporción de mezcla de las primeras virtudes, tal como se trata

esto simplemente en los libros de medicina; así como el cambio

que ocurre en la sustancia de la materia hasta cierto punto es la

operación del calor natural, igualmente existe el endurecimiento,

que es la operación del frío, y la congelación y demás; y a veces

estas operaciones se efectúan sobre un miembro determinado,

como las que provocan la orina, o la leche, y las menstruaciones, y

estas cualidades se llaman terceras, que siguen a las segundas,

como las segundas siguen a las primeras; he aquí por qué hay

muchas enfermedades que provienen de estas primeras, segundas

y terceras cualidades, y que se curan por ellas.

Asimismo, hay muchas cosas muy admiradas que se hacen

de manera artificial, como el fuego que consume al agua,

denominado fuego griego, del ci

t.? Aristóteles nos enseña

diferentes composiciones en el tratado particular que

confeccionara. De la misma manera se confecciona el fuego que el

aceite apaga y el agua fría enciende cuando ésta cae como rocío, y

este fuego se enciende con la lluvia, con el viento o con el sol, y

se convierte en un fuego que se llama agua ardiente, cuya confección

es muy conocida, y no consume nada que no sea ella misma; y

también existen los fuegos que no se apagan, los aceites

incombustibles, las lámparas perpetuas que no pueden ser

apagadas ni por el viento, ni por el agua, lo que a todas luces

parecería increíble, si no hubiese sido vista esa famosa lámpara

que otrora ardiera en el templo de Venus, en la que ardía la piedra

asbestus que, una vez encendida, no podía extinguirse jamás. Por

el contrario, se prepara la madera u otra cosa combustible de

modo que el fuego no puede hacer nada, y se disponen arbitrios

por medio de los cuales se puede llevar en las manos un hierro

candente, o echar mano de un metal fundido, o introducirse

totalmente en el fuego sin experimentar mal alguno, y muchas

otras cosas parecidas; y hay una especie de lino, que Plinio llama

asbestum, y los griegos ao j3esTov, que ninguna clase de fuego

puede hacer arder; al respecto, Anaxiles dice que un árbol recu-

bierto con ese material puede ser cortado sin que se oiga ruido

alguno.

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