Capítulo 14 EL ESPIRITU DEL MUNDO Y EL VINCULO DE LAS VIRTUDES OCULTAS

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Demócrito, Orfeo y muchos pitagóricos, que indagaron muy

sensata-mente las virtudes de los cuerpos celestes y de los

inferiores, dijeron que todo estaba lleno de dioses, y esto no sin

razón, puesto que ninguna cosa, por grandes que sean sus virtudes,

puede estar contenta de su naturaleza sin el auxilio de la potencia

divina; aquellos llamaban dioses a las virtudes divinas expandidas

en las cosas, y a esas virtudes Zoroastro las llama atractores

divinos, y Sinesio atractivos simbólicos; otros, vidas; otros, almas,

de las que decían que las virtudes de las cosas dependían y que el

alma única extendía una materia sobre las otras en las que opera;

como el hombre que extiende su entendimiento sobre las cosas

inteligibles y su imaginación sobre las que se imaginan; y esto era

lo que en-tendían diciendo por ejemplo, que el alma, al salir de un

ser, entraba en otro, y que le fascinaba e impedía sus operaciones

como el diamante impide que el imán atraiga al hierro. De manera

que el alma, primum mobile, como se ha dicho, actúa y se mueve

por propio designio, de sí y por sí, y el cuerpo o la materia, inhábil

o insuficiente para moverse por sí, discrepa mucho con el alma y

se halla muy alejada de su facultad; por ello se dice que es

menester un mediador más excelente, a saber, que no sea como un

cuerpo sino como un alma, y si no fuese como ésta, que lo sea casi

como un cuerpo, por el que el alma se una a éste; aquellos

pensadores hacen consistir el Espíritu del mundo en este medio,

que se dice que es la quintaesencia, porque no proviene de los

cuatro elementos, sino que es cierto quinto elemento que está por

encima de ellos y que subsiste sin ellos. Por ello es absolutamente

necesario tal espíritu, como medio por el cual las almas celestes se

hallan en un cuerpo burdo y le comunican sus cualidades

maravillosas, y este espíritu en los cuerpos del mundo, como en

nuestro cuerpo humano; pues así como nuestras al-mas comunican

a través del espíritu sus fuerzas a nuestros miembros, igualmente

la virtud del alma del mundo se expande sobre todas las cosas a

través de la quintaesencia, ya que en el universo nada hay que no sienta alguna chispa de su virtud o que carezca de sus fuerzas.

Mas en mayor y más particular medida influye sobre los cuerpos

que más han captado este espíritu, y lo hace a través de los rayos

de las estrellas a medida que las cosas se adaptan. Es, por tanto, a

través de este espíritu que todas las cualidades ocultas se

expanden sobre las hierbas, las piedras, los metales y los

animales, por medio del sol, de la luna, de los planetas y de las

estrellas que están por encima de los planetas, y este espíritu

puede por ello sernos más útil para que sepamos separarnos de los

otros elementos o para que sepamos servirnos mejor de las cosas

en las que aquél se halla en mayor abundancia; pues las cosas

sobre las que este espíritu se expande menos o donde la materia es

menos retenida, más lo perfecciona y produce más prontamente su

semejante, ya que él contiene toda la virtud de producir y de

engendrar; es por ello que los alquimistas buscan extraer o separar

este espíritu del oro, y tan pronto pueden extraerlo o separarlo y

aplicarlo en seguida a toda clase de materias de la misma especie,

es decir, a los metales, al punto logran crear o*;o y plata. Nosotros

sabemos hacerlo y lo hemos visto practicar algunas'

veces; pero no

hemos podido fabricar más oro que el peso de oro del que

extrajimos el espíritu, pues éste era de forma expandida y no

contraída, no pudiendo contra su proporción y medida

perfeccionar un cuerpo imperfecto, aunque no rechazo la idea de

que ello pueda hacerse mediante otro artificio.

LA MAGIA N A T U R A LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora