two too young ghosts [Larry]

XI

Harry amaba la época del cumpleaños de sus hijos.

Ver que la temperatura del agua de la piscina no fuera demasiado fría porque ya no hacía tanto calor, mover una gran parte de los muebles de la casa para que su madre y su hermana se quedaran el fin de semana, comprar comida y refrescos, ambientar su hogar con cosas de escandalosos y limpiar a fondo el baño. Incluso las cosas que todo el mundo odia, él las hacía con emoción cuando eran para sus hijos.

Su madre y hermana estaban ahí, sin embargo. Ellas llegaron a Holmes Chapel el miércoles por la tarde, y estaba desesperado porque lo hicieran. Cuando ellas venían todo se facilitaba de sobremanera para Harry: los niños llegaban a la escuela a tiempo, la comida se volvía más sabrosa, podía pasar tiempo libre para él y su trabajo iba de maravilla. Tan cual como lo predijo, su madre cocinó lo que faltaba y les hizo el pastel que ellos querían para la fiesta del sábado, mientras que Gemma lo ayudaba con los niños.

Había estado toda la semana terminando de comprar las cosas necesarias para los próximos días cargados de eventos, pero acomodó un poco sus cosas horarios y logró llevar las invitaciones al colegio el martes.

Según lo acordado, el cumpleaños de Joshua y Claire se llevaría a cabo un sábado. En realidad los niños cumplían ocho años el viernes, pero ese día solo haría un pequeño festejo con Anne, Gemma, sus amigos con sus parejas y, por supuesto, Matthew y Louis Tomlinson.

Intentó insistir para que invitaran a alguien más. Probó con Kim, Sophia y Gerard. Todos rechazados porque ellos solamente querían a Matthew.

Pero honestamente, le daba igual. Los Tomlinson ya se había colado en su día a día y parece que necesita dejar de sorprenderse y aprender a vivir con eso.

Pero nunca le dijo a nadie que Louis también estaba incluido en la cena del viernes. Porque es celoso, y como todos los invitados ya conocían a Louis, prefirió deleitarse con la idea de ser el único que lo supiese.

De ante mano ya sabía que nadie tendría una reacción negativa a la presencia de Louis. Liam era capaz de llorar de alegría, Niall reirá mucho y muy alto, molestándolo por no haberle dicho antes, Anne le preguntará por su familia y Gemma llevará sus ojos de Louis a Harry todo el tiempo, probablamere haciendo preguntas incomodas y comprometedoras.

A esta altura, la situación ya ni siquiera lo hacía sentir nervioso. Si la vida insistía en clavarle un Tomlinson por delante en cada paso que dé, pues se acostumbraría porque no le quedaba de otra.

Pudo cuidar a dos hijos estando solo, entonces claro que él también puede manejar a Louis Tomlinson.

Cada ciertas horas repetía en su mente todo lo que ya estaba listo; su madre y Gemma ya tenían sus camas hechas, Niall, Liam, Maya y Luke ya estaban contados y Louis y Matthew tenían un lugar reservado en la mesa.

Louis tiene un lugar en su mesa

Harry aún no descubría a donde estaban yendo, porque no lo consideraba un amigo pero tampoco se limitaba a ser un conocido.

Incluso lo sucedido el lunes lo confundió más, ¿verse a los ojos y sonreír? por el amor de Dios, fue como un flashback directo a 1996 cuando aceptó que tenía sentimientos por un Louis, de quince años, que no eran de amistad e intentaba reprimirlos cada vez que lo veía. Escenas como esas habían tenido un millón de veces, siendo muy jóvenes, tímidos, y con una sociedad increíblemente homofóbica que los señalaría si se daban muestras de amor en público, bueno, los señalaban por amarse en privado también. Intentando amarse tan fuerte como para que los comentarios ajenos no importaran.

Pero las cosas eran distintas ahora.

Y Harry no podía seguir cayendo en la misma trampa que le ofrecía Louis. Lo peor, se la ofrecía sin siquiera intentarlo. Eso de que Louis es simpático, burlón, comprensivo y atractivo sin intentarlo. Estaba aferrándose tan fuerte para no caer que ni siquiera le dejaba espacio a las dudas. No quería saber sobre todas las facetas de Louis en la actualidad porque juraba que todo se le iría de las manos.