⚘
Louis estaba nervioso a un punto extremo. Ese lunes llegaría Elizabeth desde Los Ángeles para firmar los últimos papeles del divorcio, y ella había jurado ante un abogado que vendría a visitar a Matthew una vez por mes como mínimo -visitas costeadas por Louis, por supuesto-.Se quedaría hasta el domingo, y Louis pensaba que era más que suficiente para no volverla a ver en un largo tiempo. Elizabeth le caía bien, era espontánea y sencilla, pero ella ya no era su esposa: era la madre de su hijo. Una madre que cometió errores con Matthew y que Louis tuvo que arreglar por su cuenta mientras ella se desentendio del tema como si nada sucediese.
Una semana bastaría para terminar de divorciarse, pasar tiempo de calidad con su hijo y hacer todo lo que tuviese que hacer en Holmes Chapel. Solamente una semana de incomodidad y no la volvería a ver por varias semanas.
Organizó su mañana de modo que pudiera dejar a Matthew en el colegio, adelantar trabajo lo más que pudiera, buscar a Elizabeth por el aeropuerto, dejar las cosas en el hotel -porque Louis no dejaría bajo ningun punto de vista que Elizabeth durmiera en su casa- y luego volverían juntos a buscar a Matthew. También debía estar en el colegio unos minutos antes de que Matt saliera, porque tenía que entregar unos papeles para el viaje a Londres que le pidieron. Todo su día estaba bajo estrictos horarios para que no se le saliera todo de las manos.
En ese preciso momento se encontraba sentado en las incómodas bancas del aeropuerto de Holmes Chapel, claramente esperando a que su ex esposa lo encontrara -aunque realmente eso no es muy difícil con el poco tránsito de personas ese día- porque él no pensaba agitar un cartel con su nombre o correr hacia ella para fundirse en un abrazo especial y lleno de bellos sentimientos. Claro que no. Ella fue para terminar de divirciarse de una buena vez, y él no se sentía en la neeesidad de mover un solo dedo para llamar su atención de forma escandalosa.
Desafortunadamente para él, Elizabeth lo reconoció al instante. La vio ir hacia su asiento con pasos apurados, y Louis ya se sintió sofocado. Estaba en contra de las comparaciones, pero, Elizabeth no se vestía como el resto de las madres del salón de Matthew. Esas mujeres usaban jeans tiro alto y largos, con remeras blancas y accesorios varios, aunque algunas iban de traje o de uniforme según su trabajo, pero ninguna lucia tan... despreocupada respecto a su vida como Elizabeth. Ella traía un short con roturas en la parte delantera, con unos hilos cortos y deshechos colgando por los muslos de sus piernas largas y tersas, una camisa negra ajustada al cuerpo, su típica campera de cuero atada a la cintura y unas zapatillas con plataformas. ¡Y venía con tres maletas! Iba a quedarse una semana en un pueblito medio perdido de Inglaterra, no a la Fashion Week en Milán. Louis con simplemente una mochila de mano podría sobrevivir todo un mes.
Louis no quería, para nada, clasificar a las mujeres por su vestimenta. Cada cual es libre de hacer lo que quiera, pero ella no parecía una madre dedicada.
Últimamente Louis comenzó a hablar más seguido con Kate, la madre de Kim. Se vio a si mismo igual a una madre o padre promedio: no le importa su cabello, viste de ropa deportiva o jeans sueltos, y todas sus prendas huelen exactamente igual al perfume que les ponen a sus hijos en las mañanas.
Ver a Elizabeth tan fresca lo hace sentir exhausto, porque cree que es injusto que él tenga aroma a perfume de niño de siete años mientras ella probablemte traiga toda una colección de perfumes distintos en sus valijas.
-¡Louis! ¿Cómo estás? ¿Dónde está Matthew? -Dijo al llegar, saludando efusivamente y husmeando a los costados de Louis buscando al niño.
Claro, tampoco es como si Elizabeth tuviera en su cabeza la idea de que los niños deben pasar algunas horas en el colegio por la mañana.
ESTÁS LEYENDO
two too young ghosts [Larry]
FanfictionHISTORIA ANTES LLAMADA KINGFISHER SCHOOL cambio realizado el 17/05/21 Completa. Harry y Louis habían sido la pareja más feliz del mundo entero hace quince años. Jóvenes y energéticos, vivían una vida compartida donde nada podía sacarlos de su burb...