two too young ghosts [Larry]

VIII

Esa semana Harry solo tuvo un día malo: el lunes. Los niños se portaron peor que lo habitual y su trabajo lo asfixiaba. Pero sólo fue un mal lunes, porque el resto de la semana el volvió a equilibrar y balancear su vida. Los niños no pasaron de algunas peleas diarias y pudo organizar mejor su trabajo.

Por el contrario a Louis, que ha tenido una semana de mierda. El lunes tuvo el departamento con olor a perro mojado, el martes peleó con Elizabeth todo el día por teléfono debido al divorcio, el miércoles una nueva banda a punto de debutar que no estaba conforme con ninguna lírica que él escribía lo sacó de quicio, y el viernes a penas estaba transcurriendo y Louis ya quería morirse.

Había dejado a Matthew en el colegio, tardando un poco más de lo normal porque habló un largo rato con los padres de Kim fuera del salón -luego de la invitación al cumpleaños de la niña, Louis empezó a hablar con ellos en algunas ocasiones-, y al salir y querer subir a su camioneta, vio que tenia una rueda pinchada que tocaba el piso.

Louis maldijo a todo lo maldecible que existe y, como si no fuera suficiente, la batería de su teléfono murió y ahora no puede llamar a la grúa. Tampoco es como si supiese el numero de una, de hecho, a penas sabía sobre que calle vivía.

Pateó la rueda pinchada y se sentó en la vereda. No es como si pudiera hacer mucho tampoco. Probablemente esperaría un poco, intentaría calmarse y luego verá que prosigue. Hasta había salido con poco dinero para pagar un taxi.

Todo parecía ser un desastre esa mañana, y nada podía mejorarlo.

Bueno, pero Harry apareció doblando por la esquina con un peluche de tortuga bajo el brazo y el cabello recogido en una coleta. Louis descubrió que quizás esa imagen de Harry en modo padre sí podía ayudar a mejorar su día.

La camioneta estaba estacionada poco antes de mitad de cuadra, y cuando aún existían un par de metros de distancia ellos ya se habían reconocido.

-Hola Lou, ¿Que tal? -Dijo Harry parándose enfrente de Louis.

Louis se paró rápidamente al escuchar su voz, y no mentiría que le dañó un poco su ego que su ex lo viera en estas condiciones, cuando todo le sale mal.

-Hola, Harry. Pues... dejé a Matthew en el colegio y cuando volví tenía una rueda pinchada. Um, probablemente la tenía así desde hace tiempo pero pensaba que era porque les faltaba aire, ahora veo que no. Quizás agarré algo en el asfalto de camino al colegio.

Harry no entendía nada de autos, nunca lo hizo realmente. Sin embargo sabía algo de ruedas pinchadas y, al ver la de Louis, se daba cuenta que estaba bastante mal.

-Eso es malo. ¿Has llamado a la grúa?

-No, mi celular está muerto y no sé el número de ninguna. Ni siquiera he traído suficiente dinero para el taxi.

-Puedes llamar desde el mío. -Dijo para luego marcar el número y entregarle su móvil.

En pocos minutos la grúa ya estaba pedida, y al cortar la llamada el celular se abrió en la pantalla principal donde el fondo de Harry era él, casi rozando el piso de cuchillas, con Claire poniéndole una flor en su cabello y Joshua trepado a su espalda riendo. Un bonito retrato familiar.

Nosotros nos habíamos prometido tener fotos así algún día.

Eliminó rápidamente ese pensamiento, no era el momento.

-Muchas gracias, me has salvado. -Dijo devolviendo el celular al dueño.

-No es nada, ¿quieres que me quedé a esperar la grúa contigo?

-No quiero ser una molestia.

-No la eres. Puedo quedarme contigo.

Como la mayoría de la veces, Louis agradecía tener su tono de piel algo morena, porque no era fácil evitar el leve sonrojo ante la idea de Harry insistiendo en acompañarlo.