Narra Autora
La oficina en el interior de A.D.A se mantiene en silencio, todos los empleados merodean con tranquilidad a un costado de los estantes o permanecen sentados frente a sus escritorios, cada uno pendiente a sus propios asuntos. Sin embargo, un momento antes de abrir su bolsa de golosinas, Ranpo-san alza la mirada hacia la puerta y, determinado, frunce ambas cejas con disgusto.
Hace una ceña cuidadosa a Osamu, quien ya miraba en esa dirección, y este se acerca al lugar con suavidad, dando pasos casi inaudibles hacia la pared a un costado de la puerta, pues, quien sea esa persona, es probable que esté dispuesta a atacar a penas esta abra.
Mas, tres segundos después, y cuando el objeto está solo a medio abrir, una voz hace breve eco en el interior de aquel lugar─ ni te atrevas...─ y el castaño vuelve a meter las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, ciertamente despreocupado.
─Nakahara...─. Gruñe Dazai, en respuesta a aquella amenaza.
Mientras tanto, en casa de Amaya, sentadas una a lado de la otra, en sillas blancas y frente a una mesa con contorno grisáceo, _____ partía notoriamente emocionada parte del bizcocho que su amiga les había preparado para el desayuno.
─¡Woah, que delicia!─. Halagandole luego de un segundo, y justo después de haber dado la primera mordida al alimento.
Al oírle, Amaya sonríe con vergüenza. Mas, la duda que le carcome no tarda demasiado en escapar de su garganta─. _____...─. Ahí, hace una pausa, reteniendo valor poco antes de volver a decir algo─. ¿No me vas a contar por qué lucías tan triste cuando llegaste anoche aquí?─. Su expresión es una mezcla de preocupación y curiosidad que no pasa desapercibida por _____.
─Lamento la hora...─. Quien se disculpa inclinando la cabeza y bajando el volumen de su voz un instante antes de voltear nuevamente hacia la otra chica.
─No, no te preocupes por eso, solo quiero saber sí estás bien...─. Murmura su acompañante, y _____ asiente tan solo una vez para luego hablar.
─Digamos que... Me vi obligada a hacer daño a alguien para poder tener una relación con cierto chico. Y estaba tan de los nervios cuando eso pasó que me dejé llevar y comencé una discusión con él─. Cuenta, resumiendo lo suficiente como para no sacar a la luz a los detalles tan importa como peligrosos.
─Oh, ya veo...─. Murmura Amaya, algo sorprendida ante lo que su amiga le acaba de contar. Sin embargo, no dice mucho más que eso, provocando un silencio algo incómodo que no dura demasiado.
─Sabía que sí volvía al hotel en el que me hospedaba probablemente él iría a verme, así que preferí ir a otro lugar. Pero tampoco quería estar sola...─. Hace una pausa─. No tengo muchos cercanos así que estoy muy agradecida contigo, Amaya. Aprecio mucho el que me hayas recibido anoche, y el que me hayas dejado quedarme aquí por tiempo indefinido─. Soltando su gratitud mientras acaricia la oreja de su taza con nerviosismo. Pero Amaya le calma al negar con sutileza.
─Somos amigas. No te habría abandonado cuando más me necesitabas─. Comentando ello y depositando dulcemente su mano por encima del hombro de su amiga, para luego sonreírle con amabilidad.
Regresando a A.D.A, dos varones que solían ser compañeros charlan a solas en el interior de una de las oficinas separadas.
─¿Recuerdas a la chica del día en el que me uní a la Port-Mafia?; ______...─. El colorin habla a un tono neutro a pesar de su expresión frustrada, y oculta ambas manos en el interior de sus bolsillos mientras medita las palabras que dirá a continuación.
─... Sí─. Responde Dazai, luego de haberse tomado un segundo para recordar y asentir─. ¿Por?...─.
─Intentamos tener algo juntos─. Cuenta el otro, atrayendo la atención del castaño casi inmediatamente─. Pero... Terminó mal─. Y le resume, con seriedad que logra tapar su vergüenza─. Necesito que la protejas por un tiempo─. Pidiendo el favor sin rodeos, pero tampoco mirándole a los ojos, cosa que aumenta el ego del castaño aunque este lo disimule.
─¿Hah?─. Cuestiona él, alzando una ceja mientras inclina la otra, en señal de obvia confusión.
Nakahara inclina la cabeza y mira en dirección de sus zapatos, cada vez más avergonzado.
─Ayer un enemigo mío intentó atacarla, así que puede que corra peligro constante a partir de ahora. Pero no me quiere cerca─. Se explica, entre dientes pues detesta tener que admitir algo como eso al chico que tiene frente a sí, pero en un momento como este parece no quedarle de otra más que pedir ayuda a aquel que dice detestar─. Necesito que le cuides, hasta que sepa qué hacer respecto al tema pendiente con la Port-Mafia─.
Oído ello, Osamu inclina su cabeza hacia un costado, y le observa incrédulo.
─Te asignaron matarla, ¿no?─. Comentando eso con tanta rudeza que al otro varón le cae como una bala directo al pecho, pero finge indiferencia.
─Lo he estado evadiendo, y di excusas estúpidas cuando me comenzaron a cuestionar. Pero ya no podremos durar mucho tiempo de la misma manera─. Frunce el ceño, y hace de sus manos dos puños─. _____ corre peligro, y tengo que encontrar la forma de terminar con esto sin que ella resulte herida, o peor...─.
Hay un instante de silencio.
─Ya veo...─. Mas aún, a pesar de la gravedad de la situación, Osamu se limita a esbozar una sonrisa socarrona que logra confundir al otro chico.
─Entonces, ¿vas a ayudarme o no?─. Obligándole a preguntar ello directamente,y provocando ahora en Dazai una sonrisa triunfante.
─Sí está en juego una vida inocente, ya conoces mi respuesta─. Responde él, breve, para luego asentir.
─Gracias...─. Murmura él, desviando la mirada notoriamente vergonzado y al unísono en el que sus mejillas se tiñen de rojo, pues pedir ayuda a Osamu Dazai para él era caer bajo, pero haría cualquier cosa por _____.
×🧤×🎩×🧤×
¡Lamento la tardanza!, ¿cuál fue su parte favorita del cap?.
Pd: Quiero aclarar que me ha estado costando inspirarme para este libro, pero aunque así sea no planeo ponerle en pausa o cancelarlo, así que no se preocupen por eso
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Wait for It [Chuuya y tú] COMPLETA
Fanfiction❝La vida había decidido jugar con nosotros, forzandonos a volver a encontrarnos y obligándonos a ignorar a nuestro propio corazón. Era el amor o la muerte, no podíamos ser más suertudos... Teníamos la sensación de que habíamos sido hechos el uno pa...