𝙱𝚞𝚎𝚗 𝚍𝚒𝚊

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Felicidad; estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno, o al menos eso dice su base de datos.

Desde su divergencia rondaban muchas preguntas sobre los sentimientos que experimentaban los humano, caracterizados por su complejidad. Uno de los que despertaba su curiosidad e inquietud era la tan mentada felicidad, esa dicha que llegaban a sentir los humanos en distintas circunstancias, lugares y momentos.

Pero ¿Qué es realmente la felicidad? Creía hacerse una idea con la información que se encontraba de esta, pero era algo tan confuso. Personas llegaban a sentirse felices por cosas tan simples como una comida, o tan bizarras como aquellos que les hacía feliz la desgracia ajena. No podía decir exactamente qué era lo que le hacía feliz... hasta que lo conoció a él.

El vapor era perceptible en aquel cuarto de baño acompañado de un rico aroma a causa de los jabones y los rayos del sol que entraban intensamente por la ventana.

Veía a su humano con una toalla en la cintura y un buen humor. Al parecer la anterior noche tan larga y divertida había influenciado en el inicio del día, aunque había que dar mérito a que hacía un buena mañana.

—Muévete tostadora—. Dijo Gavin para segundos después entrar de igual manera a las aguas tibias y así pegar su espalda contra el pecho del androide acomodándose entre sus piernas.

Las pláticas y risas no se hicieron esperar, pasando de un tema a otro. De estar hablando de casos recientes hasta como Hank se había caído a causa de un tropezón siendo centro de burlas por varios días.

Esos pequeños momentos que parecían tan simples eran los que mayor calidez le causaban, su felicidad no era provocada por un platillo o una desgracia. Era provocada por su amado compañero de trabajo Gavin Reed

Eran tan surrealista pero verdadero a la vez. Seguía sin poder explicar con palabras lo que era la felicidad, pero había algo que si tenía claro y no dudaba expresar, y era que Gavin era el causante de todo aquello. Porque más que un compañero o amigo, es su felicidad.

Gavin se había percatado del cambio de color del LED del androide, además de una expresión pensativa que hacía evidente que estaba perdido entre sus pensamientos.

—Gavin, ¿Qué te hace feliz?—.  Preguntó el androide con un tono dudoso, saliendo por fin de su ensoñación llegando a la conclusión que el humano era su felicidad, pero ¿Cuál era el motivo de felicidad de su compañero?

Gavin desvió su mirada al agua de la bañera, cuestionando la respuesta que daría, anteriormente se habría reído en la cara de quien le preguntara el qué lo hacía feliz, esa felicidad que muchas veces llegó a dudar que tuviera, eran tan pocas las cosas que lo hacían feliz. Repasaba mentalmente de estas haciendo un listado:

¿El café? Por supuesto que si, un buen café semi-amargo siempre alegraba el día, o al menos lo hacía pasable.

¿Golpear? Bueno, siempre lo podía tomar como un descanso y unos buenos golpes a los criminales y demás siempre caían bien.

¿Chismosear? Un buen chisme siempre lo motiva y le hace sacar alguna sonrisa sarcástica.

Saltando de un punto a otro buscando una repuesta dudó de la más obvia.

¿Nines?... A su orgullo le dolía admitirlo, nunca le gustó que su felicidad se basara en personas, lo veía como una tonteria porque el depender de alguien a tal punto de ser el causante de algo tan importante como la felicidad era algo absurdo, qué pasaba si esa persona se iba de un momento a otro, eso era algo que no quería saber.

Pero quién más sería el motivo de su felicidad, si era Nines quien le sacaba risas cada día, era Nines el que hacía que su despertar fuera bonito y su anochecer un alivio, era Nines la persona en la que podía confiar plenamente. Era Nines, a quien amaba incondicionalmente.

No podía negarlo, la respuesta era muy evidente.

—Tú—. Dijo en tono bajo, a la vez que bajaba la cabeza. No había remedio, así eran las cosas y él no podía ni quería cambiarlas.

Nines se sonrojó ante esta contestación, con sus brazos rodeó a Gavin y empezó a repartir besos detrás de su cuello. Aquella respuesta no podía animarlo más, amaba demasiado a Gavin, y para él era un honor ser el causante de su felicidad.

—Tú también eres mi
felicidad—. Respondió el RK soltando unas cuantas risas correspondidas por el humano, empezando a darse mimos mutuamente. Parece que llegarían tarde al trabajo, pero sin duda valía la pena.

Y así se confirmaba su felicidad, entre los rayos del sol y las caricias que lo relucían. Que buen día el que hacía ¿No lo creen?

Simplemente Reed900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora